Después de 18 años al frente del Arzobispado de La Plata, monseñor Héctor Rubén Aguer presentó hoy su renuncia ante el Vaticano, acatando así la normativa eclesiástica que pone un límite de edad para pasar a retiro.
De esta manera, llega a su fin el mandato de uno de los más recalcitrantes defensores del ala más conservadora y retrógrada de la Iglesia y, como tal, enfrentado al Papa Francisco.
Sin embargo, el polémico prelado, que hoy cumple 75 años, no parece querer retirarse: anunció que mañana presidirá en la Catedral platense el Tedeum por el 25 de Mayo al que tradicionalmente asiste el intendente local, Julio Garro, y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal.
Anticipó, además, que el sábado 2 de junio celebrará una misa en la Catedral en “defensa de la vida”. Ese día liderará una manifestación frente a dependencias gubernamentales en contra de la despenalización del aborto.
“El Santo Padre aceptará la renuncia cuando lo considere conveniente: puede ser a los dos días, a los 3 meses o a los dos años”, explicó Christian Viña, el vocero de la curia de la capital bonaerense.
El vocero del Arzobispado manifestó que de acuerdo al Código de Derecho Canónico que rige a la Iglesia Católica, a los 75 años los sacerdotes y obispos deben elevar su dimisión ante sus superiores inmediatos, quienes deciden si deben continuar en los cargos o no.
“No es automático que se acepta el mismo día. Se puede postergar si la persona está bien de salud y su trabajo pastoral es intenso, y el superior considera que debe continuar”, graficó el párroco. Y agregó que Aguer, “está bien de salud, más lúcido y firme que nunca”.
Mientras tanto, en la Casa Rosada y especialmente en la Gobernación de Buenos Aires hay preocupación con el nombre que elegirá el Papa Francisco. La derecha, encarnada por el Procurador General y hombre del Opus Dei, Julio Conte Grand, sabe que la elección de un obispo progresista, que se comprometa con los más humildes, puede traer problemas a Cambiemos.
Por ahora no hay nombres para reemplazar a monseñor Aguer, pero la reciente designación del cura villero Gustavo Carrara como Obispo Auxiliar porteño, enciende todas las alarmas en los sectores conservadores.
En Cambiemos están preocupados por los gestos del Papa contra las políticas neoliberales del macrismo. La designación como obispo de un cura villero y la presión de Francisco para que nombraran como presidente del Episcopado a Oscar Ojea, un hombre del pensamiento de Jorge Bergoglio, no cayeron nada bien en el gobierno nacional.