Agotado de recibir escraches a cada paso por el cierre de las escuelas nocturnas, Horacio Rodríguez Larreta se tomó el palo a Brasil. Hizo la gran Mauricio Macri y se fue unos días con su esposa a las playas de Florianópolis. Esta semana sufrió el octavo escrache en dos semanas: fue en el club Yupanqui de Lugano adonde llegó para dar una charla y tuvo que suspenderla porque los vecinos no lo dejaron hablar y le reprocharon una y otra vez que no cierre las escuelas nocturnas.
Infobae los retrató en el aeropuerto cuando estaban por embarcar con destino Brasil, un destino muy elegido por los argentinos, ahora mucho menos por la devaluación ejecutada por Cambiemos. Igual, cuidado, Horacio, no vaya a ser que allá también te comas un escrache…