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La Plata
4 mayo, 2024
PAÍS

El proyecto de estatización de Vicentin promete un Congreso en llamas cuando llegue el momento de los debates

La intervención de Vicentin por parte del gobierno de Alberto Fernández, como primer paso hacia la estatización por ley, generó el previsible rechazo del macrismo donde, a diferencia de otras cuestiones, esta vez produjo un escenario de unidad, encontrando así su primer punto en común que termina uniendo al sector más duro con los dialoguistas.

De todas maneras, y es algo que reconocen en ese espacio, en este caso los une el espanto, teniendo en cuenta que no hay una voz predominante que en definitiva termina reflejando que ante ese escenario queda en evidencia la falta de un discurso homogéneo para enfrentar la iniciativa del oficialismo.

El sector más enfervorizado, encabezado por el ex presidente Mauricio Macri y la jefa del PRO, Patricia Bullrich, compara a Fernández con Hugo Chávez y a la Argentina con Venezuela. En ese sentido, etiqueta al Gobierno como el “tercer kirchnerismo” para romper el esquema frentista y antigrieta que enarboló Fernández para gestionar la crisis sanitaria y que sedujo algunos a opositores.

Por su parte, y en esa misma línea, el titular de la Unión Cívica Radical (UCR), Alfredo Cornejo, se encolumna con los “halcones” para cruzar al Gobierno, pero no sigue la línea de Macri. Al contrario: promueve una horizontalidad opositora para seguir debilitando el supuesto poder que todavía pueda mantener el ex presidente.

En tanto, los llamados “blandos amarillos”, como el ex titular de Diputados, Emilio Monzó, y el ex ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y sus pares radicales, como Martín Lousteau, rechazan la expropiación por considerarla “una mala señal”.

Mientras, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, elige el silencio para esquivar cualquier polémica. De todas maneras, dio su visto bueno al documento de Cambiemos que señala la medida como “ilegal”. El único grupo cohesionado es el de los jefes parlamentarios de Cambiemos: Mario Negri, Cristian Ritondo y Maximiliano Ferraro, quienes estamparon su firma para repudiar la expropiación y coinciden en no escalar los cruces.

El oficialismo sabe que necesitará del apoyo de bloques opositores y gobernadores para aprobar la expropiación de Vicentin en la Cámara de Diputados. En el Senado, por donde ingresará el proyecto, el Frente de Todos tiene mayoría propia para darle media sanción.

En la Cámara alta, el oficialismo cuenta con 40 senadores propios, 3 más de los necesarios para alcanzar el quórum y la mayoría absoluta para sortear sin sobresaltos la primera etapa de la discusión. Incluso podría sumar aliados.

Distinto es el panorama en Diputados, donde el Frente de Todos tiene 119 bancas. Con una asistencia perfecta en la sesión que trate el tema, el oficialismo necesitará diez diputados más para llegar al quórum y abrir el debate. El mismo número (129) le alcanzará para convertir en ley la expropiación a Vicentin.

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