21 noviembre, 2024
PAÍS

Macri y Larreta: una relación forzada que intenta esconder la feroz interna que se desató

Siempre se habla con insistencia -y muchas veces con mala fe- sobre las internas del peronismo o más concretamente respecto al Frente de Todos, fabulando constantemente acerca de enfrentamientos entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Sin embargo, las fuertes disputas en las filas de Juntos por el Cambio vuelve a subir la temperatura en torno a quién terminará tomando las riendas como figura de la oposición: hoy por hoy es la figura de Horacio Rodríguez Larreta la que empieza a fortalecer su perfil de número uno, y amenaza por correr del escenario a Mauricio Macri

Es que más allá de lo que intenten transmitir públicamente, el vínculo entre ex presidente y el jefe de Gobierno porteño sigue en una especie de guerra fría. Si bien ninguno de los dos está dispuesto a aceptar que hay una competencia por el liderazgo del espacio, eso está planteado en los hechos.

Por ahora, la desconfianza los domina, y más allá de algunas forzadas coincidencias, lo cierto es que mientras Larreta se siente más cómodo con el ala dialoguista de Cambiemos, Macri, en cambio, eligió mantener una línea más dura y radicalizada que se puede ver en cómo responden sus principales voceros, Patricia Bullrich y Miguel Ángel Pichetto.

Y a esta altura, ya no pueden disimular que tanto uno como otro se están disputando el rol de la jefatura de la oposición y, a la vez, quién tendrá el poder de influir en las candidaturas y de definir el perfil que adoptará Juntos por el Cambio en las elecciones legislativas de 2021.

Después de que Alberto Fernández lo calificó como “amigo”, Rodríguez Larreta aclaró que el primer mandatario no estaba en el círculo de sus amistades, pero que tampoco ubicaba ahí a Macri: “Con Mauricio tengo una relación de hace 15 años, de mucho afecto y confianza, pero la palabra amigo la uso con los que conozco desde chicos”, dijo, como para marcar la cancha.

En esas mismas declaraciones, el jefe de gobierno también pareció diferenciarse del estilo del ex presidente cuando dijo: “Jamás estoy de acuerdo con las posiciones extremas. No creo que los extremos sean buenos para la Argentina, sino que creo en el diálogo y que tenemos que terminar con la grieta, ese es uno de los grandes desafíos de cara al futuro”.

Mientras tanto, después de la sociedad políticamente exitosa que formaron en la Ciudad, Macri y Rodríguez Larreta se perfilan hoy como los dos principales rivales para liderar la oposición. El jefe de Gobierno, junto con María Eugenia Vidal, Cristian Ritondo, Rogelio Frigerio y Emilio Monzó, creen que la etapa de Macri ya está terminada y que, como parte de una autocrítica todavía pendiente por los errores de su gestión, debería dejar el liderazgo en manos de otros dirigentes.

Macri, en cambio, considera que el 41 % que lo votó hace algo más de un año reclama la presencia de una fuerza opositora que sea implacable contra los avances del Gobierno y que él es quien está en mejores condiciones de representar al electorado antikirchnerista. Está convencido de que los que se perfilan como sus rivales internos le niegan el reconocimiento a muchos logros de su gestión, y que con su moderación, además, permiten que Cristina Kirchner siga manejando la agenda de la política nacional.

Y detrás del telón de los cruces entre el ex presidente y Elisa Carrió -quien viene diciendo que “Macri ya fue”- enmascarados en el debate por el pliego de Daniel Rafecas como jefe de los fiscales, está la interna por la sucesión opositora. Por eso mismo, en este escenario de guerra fría, Macri y Larreta ya alistan tropa.

Después del cimbronazo que representó la derrota electoral de 2019, los equipos de cada uno quedaron a la vista. Cuando en algún momento se de la orden de formar filas, habrá una división clara en el Congreso, en la interna PRO y en las distintas fuerzas que forman parte de Juntos por el Cambio.

En el marco de esta pulseada, Rodríguez Larreta viene estrechando lazos con intendentes y gobernadores de JxC. A pesar de la sintonía del jefe porteño con los radicales Gerardo Morales (Jujuy), Gustavo Valdés (Corrientes) y Rodolfo Suárez (Mendoza), estos mandatarios se mueven dentro de la estructura propia y no se inclinarán gratuitamente por un candidato PRO hasta que no se definan candidaturas o se resuelvan mediante internas.

En tanto, en la provincia de Buenos Aires los intendentes PRO se mueven en bloque y hacen culto a la moderación. Macri los llama seguido, pero Rodríguez Larreta los invita a su despacho y los visita en sus municipios. Tuvieron un tironeo con el jefe porteño por las andanzas de Diego Santilli por el conurbano, pero el vicejefe recompuso y aceitaron el vínculo con Larreta.

En cuanto a lo que es un enclave fundamental para el espacio, como lo es Córdoba, ahí la interna es un polvorín: se cruzan los radicales de Mario Negri con los de Ramón Mestre y los referentes de Monzó y de Héctor Baldassi. Mientras tanto, Rodríguez Larreta acerca posiciones con el diputado nacional Luis Juez y levanta en las encuestas en la provincia mediterránea.

Mientras, en territorio santafecino el PRO hace equilibrio: ahí sigue tomando a Macri como referente, pero apuestan por la “renovación” con Rodríguez Larreta a la cabeza.

Y en esa tarea de ir tejiendo alianzas y sumar adhesiones, el alcalde porteño acerca posiciones con dirigentes del llamado progresismo que hoy se encuentran sin referencias nacionales, tal el caso de dirigentes como Margarita Stolbizer, Miguel Lifschitz y Pablo Javkin integran el lote de figuras con las que el jefe de Gobierno busca materializar su repetida “ampliación” del espacio opositor para enfrentar al peronismo.

Rodríguez Larreta-Vidal, la fórmula presidencial 2023 de Juntos por el Cambio

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