Como no podía ser de otro modo, el gorilaje conducido por Fantino encontraba en la TV Pública un sesgo oficialista que resultaba intolerable para sus finos modos y acusaba a sus directivos de ello.
Pero Brancatelli no se les achicó y luego de asegurar que si por el fuera haría volver 678 para horror de Savoia, Fantino y Grabia, se las clavó al ángulo sin compasión: Hagamos una nueva ley de medios, dijo y los descompensó