Carlos Marx escribió en El 18 Brumario que “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa”.
Me acorde de esta frase al leer “Conocer a Perón”, el libro de Juan Manuel Abal Medina que cuenta en detalle los dos últimos años de Juan Domingo Perón la decisión de elegir a Héctor Cámpora como candidato presidencial para las elecciones de 1973, luego de su proscripción la dictadura militar. Esa jugada, salvando las distancia, me hizo recordar la decisión de Cristina de Kirchner de elegir a Alberto Fernández en el año 2019.
A principios de los años 70, Perón sabía que la dictadura militar estaba a punto de caerse. Para ello utilizó todas las armas: negociaciones con el radicalismo y otros partidos de la oposición, unificación de la CGT, negociación con Lanusse para que le devolvieran el cuerpo de Evita y su grado militar y nunca dejó de alentar las “formaciones especiales” que habían ejecutado a Aramburu.
Lanusse, luego que Perón lo denunciara por quererlo coimear para que no se presentara y acorralado por la violencia política en 1972, decide llamar a elecciones pero pone como cláusula que si Peron quiere ser candidato tiene que regresar al país antes del 25 de agosto. El general, obvio no volvió para esa fecha, pero si lo hizo el 17 de noviembre. Estuvo casi un mes en el país y negoció con todos los sectores políticos el retorno a la democracia. Buscó un acuerdo con Ricardo Balbín pero en el radicalismo continuaba muy fuerte el antiperonismo, por lo cual no hubo negociación posible.
En soledad, Perón decidió jugar su última carta para retornar al poder. El día que partió hacia Paraguay lo llevó a Cámpora con él y le avisó a Abal Medina que el candidato sería Cámpora pero que todavía no dijera nada hasta que partiera el avión. Era vox populi que el sindicalismo, tanto de la CGT como de las 62 Organizaciones, querían que fuera Antonio Cafiero.
En Asunción, Perón le comunicó que sería el candidato hasta que hubiera elecciones libres. Cámpora respondió según cuenta Abal Medina: “Mi general, solo acepto porque hemos fracasado en el objetivo de limpiar esta elección, pero solo seré presidente para plantear de inmediato la inconstitucionalidad de la proscripción y renunciar para que puedan realizarse elecciones libres”.
La campaña era atípica ya que no participaron de la misma los sindicatos y las grandes masas de trabajadores. El espacio fue ocupado por miles y miles de jóvenes de clase media, universitarios, que recientemente se habían hecho peronistas y que tenían una percepción totalmente diferente al peronismo clásico. En los actos electorales los jóvenes de la ‘gloriosa JP’ cantaban masivamente: ‘A la lata al latero/las casas peronistas son fortines montoneros’; ‘Fusiles, machetes, por otro 17’; ‘Duro, duro, duro/vivan los Montoneros que mataron a Aramburu’ y ‘Si Evita viviera seria montonera’. Y en forma irreverente, cantaban “Montoneros y Perón conducción, conducción”, frase que irritó al general. Desde Madrid, Perón pedía una y otra vez a los candidatos que bajaran un poco el tono, temiendo que las fuerzas armadas suspendieran los comicios del 11 de marzo.
Paralelamente, cuenta Abal Medida que se encontraba en Madrid, el crecimiento siniestro de José López Rega que hablaba de la “traición” de Cámpora y sus coqueteos con la izquierda peronista. Más allá que Perón despreciaba al brujo, este tenía influencia sobre Isabel. En esos días, Perón señala que está un poco decepcionado con Héctor Cámpora.
A días de las elecciones de marzo, la situación estaba muy tensa, y Abal Medina vuelve a Buenos Aires y se reúne con Cámpora. Le explica la situación y le recomienda que haga lo que tendría que haber hecho el primer día de campaña: “Creo, doctor, que usted debe hacer pública la forma en que aceptó la decisión de Perón de designarlo candidato, y decir que asumirá la presidencia a solo efecto de limpiar el proceso, renunciar y hacer lo posible la elección libre y sin proscripciones para que el general Perón será presidente”.
Cámpora se disgusta y dice que no, que era peligroso esa declaración y que además nunca lo había hablado con Solano Lima. Abal Medina le responde: “Doctor, creo entender que usted piensa que va a ser presidente por cuatro años, y que vamos a dejar ese proceso así, como lo armó Lanusse”. Cámpora pidió terminar el tema y que lo hablará cuando sea necesario con Perón.
La situación luego es conocida, Cámpora creyó que sería presidente cuatro años y que Perón miraría todo desde Gaspar Campos. Luego del error político de organizar el regreso de Perón en Ezeiza cuando el encuentro se tendría que haber hecho en Plaza de Mayo o en la 9 de Julio para controlar los enfrentamientos entre la derecha y la izquierda peronista y así evitar el caos que se produjo el día del regreso. Perón aterrizó en el aeropuerto de Morón y dio un duro discurso por televisión.
Días después, en una reunión en Gaspar Campos, donde el general leía los diarios y había una discusión entre Cámpora, Rucci y otros dirigentes presentes, molesto Cámpora afirmó: “Si el general quiere mi renuncia sabe que la tiene”, a lo que Solano Lima dice que “Si Héctor renuncia, yo también”. Perón, que seguía leyendo el diario, lo baja hasta la mitad y dice: “Bueno muchachos, si insisten…”
Parte de esas historias, están en el libro Conocer a Perón, pero no pude dejar de recordar lo sucedido en estos años, desde que Cristina Kirchner, la líder indiscutible del peronismo, lo llamó a Alberto Fernández y le pidió que encabeza la fórmula y que ella lo acompañaría como vice. Fernández se sorprendió ya que se conformaba, según sus propias palabras, con ser el próximo embajador argentino en España.
En un reciente acto ante la UOM en Pilar, Cristina explicó que en aquel momento ella tenía la responsabilidad, por ser la que más votos tenía en el peronismo, de armar una lista que pudiera ganarle a Mauricio Macri que venía de endeudar al país con el FMI. Y relató que los movimientos sociales no estaban a disgusto con el macrismo, que la CGT tampoco y que a nivel regional la situación era caótica con Lula preso y Correa en el exilio.
La fórmula Fernández-Fernández sirvió para ganarle a Macri, que había recibido 45 mil millones de dólares del FMI para poder ser reelegido, pero la gestión fracasó en estos tres años. Cuentan que luego de las PASO de 2019, el candidato a presidente ya no consultó a Cristina y acordó con el ministro Lacunza el nuevo precio del dólar. La historia ya es conocida: Fernández decidió armar su propio gabinete y dejó de comunicarse con Cristina. No solo eso, para las elecciones de 2021 eligió los candidatos y gritaba a los cuatro vientos que el FdT ganaría por tres o cuatro puntos. Fue una catástrofe y desde el peronismo le plantearon que renovara su gabinete para elecciones de octubre pero se oponía.
La vicepresidenta contó en una carta pública el 12 de septiembre de 2021 que no hablaba con Alberto, que solo se había reunido en dos años 19 veces en la quinta de Olivos por pedido de ella y comentó que, luego de la derrota del domingo, esperó “48 horas” a que la llamara para decidir cómo encarar la siguiente etapa de la campaña: “Allí le manifesté que era necesario relanzar su Gobierno y le propuse nombres como el del gobernador Juan Manzur para la Jefatura de Gabinete. Sé que sorprenderá mi propuesta, es de público y notorio las diferencias ya superadas que he tenido con quien fuera mi ministro de Salud desde el año 2009, cuando debí remover a quien entonces era mi ministra de Salud por el fracaso en el abordaje de la pandemia de la gripe A”, apuntó en referencia a la macrista y actual candidata a diputada de Juntos por el Cambio, Graciela Ocaña”.
“¿Por qué cuento esto?”, se preguntó entonces CFK, y disparó: “No voy a seguir tolerando las operaciones de prensa que desde el propio entorno presidencial a través de su vocero se hacen sobre mí y sobre nuestro espacio político: Alberto Fernández quería que el Dr. Eduardo De Pedro fuera su Jefe de Gabinete y fui yo la que no estuvo de acuerdo. Mal podría ahora promoverlo para ese cargo”, declaró, haciendo referencia al secretario de Comunicación y Prensa, Juan Pablo Biondi, a quien cuestionó con dureza, blanqueando que ella creía que era uno de los “funcionarios que no funcionan“. Al respecto, la vicepresidenta hizo hincapié en que ella ya había dicho en el pasado que había que realizar modificaciones en el gabinete, trayendo a la memoria su discurso del 18 de diciembre de 2020 en La Plata. La carta es más extensa y se refiere a las políticas económicas equivocadas del ministro Guzmán.
Se produjeron algunos cambios en el gabinete pero la situación siguió igual. Un muy mal acuerdo con el FMI y una inflación que comenzaba a dispararse. Hubo un breve dialogo cuando Sergio Massa insistió que el presidente llame a Cristina para asumir en Economía.
Luego el presidente dejó de hablarle a Cristina y al poco tiempo comenzó a señalar que iría por la reelección. No solo eso, se opuso a armar una Mesa Política del peronismo para tomar medidas concretas en beneficio de los más humildes y pensando en la estrategia electoral del próximo año.
Más allá de un encuentro fortuito luego del intento de asesinato a la vicepresidenta, el presidente insiste con ir a una reelección. No lo apoya el kirchnerismo, tampoco los gobernadores y los movimientos sociales que eran su ultimo sostén decidieron en los últimos tiempos que prefieren al gobernador Schiaretti.
A veces, decía Marx que la historia se repite primero como tragedia y otras como farsa. En el medio el pueblo que sufre estos desaciertos de los que se marean con el poder. Dice Perón que la política no se aprende, la política se comprende, y solamente comprendiéndola es posible realizarla racionalmente. Perón acostumbraba a contar que el mariscal de Sajonia tenía una mula que lo había acompañado en más de diez campañas, pero decía que la mula no sabía nada de estrategia. “Lo peor, es que él pensaba, que muchos de los generales, que también lo habían acompañado, sabían lo mismo; hay hombres que toda su vida han hecho política, pero nunca la han comprendido. El éxito será siempre para quien la haya comprendido, no para el otro que pretendió aprenderla”, decía Perón.
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Excelente artículo de Silletta.