“Llegó la hora de sacar la mugre del Senado, sin contemplaciones ante la corrupción que puso a nuestro país de rodillas”. Así se despachó en las últimas horas Victoria Villarruel en las redes sociales, en una postura que no hace más que revelar que la encerrona en que quedó atrapado el oficialismo a partir del escándalo del senador Edgardo Kueider, evidentemente los coloca en un lugar incómodo.
Por eso mismo, en una jugada que revela el objetivo de neutralizar el intento de expulsar al legislador que intentó ingresar a Paraguay con más de 200 mil dólares, la titular de la Cámara alta incluyó anoche un proyecto de suspensión del kirchnerista Oscar Parrilli en el temario de la sesión prevista para hoy.
Con ese movimiento, Villarruel subsanó un gesto reglamentarista que le habrían reprochado en la previa de la jornada de este jueves, que amaga con terminar en escándalo. La vice había respetado el orden de presentación de los expedientes para la convocatoria, colocando en primer lugar el proyecto de expulsión impulsado por el interbloque de José Mayans y Juliana di Tullio y, en segundo término, el de suspensión del senador entrerriano, firmado por Ezequiel Atauche.
Esa disposición del temario incomodaba tanto a legisladores de la UCR como los de las bancadas que responden a los gobernadores. “No tienen ganas de quedar escrachados en el tablero como los que rechazan la expulsión de Kueider, por más que después voten por la afirmativa la suspensión”, explicaron en los pasillos del Congreso.
Villarruel, a través de una publicación en X (ex Twitter), apuntó contra el kirchnerismo, que la había puesto contra las cuerdas al pedir la sesión para expulsar a Kueider la semana pasada. “Lo de Kueider es sin dudas un bochorno que merece recibir un castigo ejemplar, aunque al kirchnerismo lo único que le importa es quedarse con su banca (sí, Kueider entró en la boleta de Cristina) y así entorpecer la tarea de nuestro Gobierno”.
La titular del Senado se refería así a uno de los motivos fundamentales por los cuales se resisten a echar al senador pese a haber sido detenido in fraganti con más de 200 mil dólares: la pérdida de poder en el Senado. Pero necesitaban evitar a toda costa que esa pérdida no se convirtiera en una ganancia para Unión por la Patria, ya que, de ser removido, su lugar sería ocupado por Stefanía Cora, perteneciente a La Cámpora.
De ahí que, como un manotazo de ahogado, Villarruel incorporó a última hora la suspensión del senador Parrilli, acusado en la causa del Memorándum de Entendimiento con Irán. Era la venganza para no quedar identificados con el escándalo de Kueider, quien le había asegurado a las autoridades paraguayas, cuando lo detuvieron, que era “afín al gobierno de Milei”.
En un primer momento, la titular de la Cámara Alta no había logrado el apoyo suficiente para esa jugada por lo que se quejó públicamente. “Los argentinos de bien no queremos traidores a la Patria caminando por los pasillos de la Cámara por lo cual espero que los senadores de todos los bloques recapaciten y entiendan el cambio de época de una vez por todas”, masculló la vice, en su publicación en redes.
La especulación previa es que hoy podría darse un escenario indignante para los que se autoperciben como “paladines de la anticorrupción”. Primero se trataría el pedido de licencia enviado por el propio Kueider desde Paraguay y, se estima, sería denegado.
Luego, se pondría en consideración el expediente de expulsión, que no alcanzaría los dos tercios necesarios para aprobarse. Y a continuación, se sometería a debate el proyecto de suspensión, iniciativa que tampoco reuniría el consenso requerido si los senadores de Unión por la Patria votan en contra.
En definitiva, se produciría una situación desconcertante: a Kueider le podrían negar la licencia, no lo echarían ni lo suspenderían, y en consecuencia seguiría siendo senador, aunque está detenido por ser capturado infraganti mientas transportaba más 200 mil dólares sin declarar.