Un estudio del Observatorio de Importaciones del gobierno de Santa Fe muestra el impacto del crecimiento masivo de las importaciones sobre la actividad regional. Descreen de las promesas de control de las autoridades nacionales.
El hecho se repite en las últimas semanas, aunque no deja de llamar la atención cada vez que se actualiza la información.
La importación de productos de consumo masivo, y en particular de alimentos, sigue aumentando. Las economías regionales ya dejaron de percibir la competencia importada como una sombra amenazante, para pasar a sentirla como una pesada pared que les cae encima. Los sectores industriales señalan que si bien el gobierno nacional deslizó alguna tibia promesa de ponerle algún filtro al ingreso de productos extranjeros que, indudablemente, afectarán a la industria nacional y al empleo, el mínimo esfuerzo que se haya hecho ya debe haber sido abandonado, porque en las últimas semanas volvió a recrudecer la entrada de productos del más diverso origen y especies.
El Observatorio de importaciones de la provincia de Santa Fe, que actúa como un faro de alerta, ya puso sobre aviso a los productores de alimentos enlatados que la competencia en las góndolas ya llega hasta las jardineras en latas (vegetales de distinta especie cortados, para acompañamiento de ensaladas o guarnición), que llegan desde Brasil, Francia, China, Taiwán y el Líbano. Entre enero y julio de este año, su importación quintuplicó el volumen que ingresó en 2015 (335 mil kilogramos, el equivalente a un millón 600 mil latas de 200 gramos, contra 65 mil kg del año pasado). Los productores de hortalizas de Santa Rosa de Calchines y la planta envasadora de Pavón Arriba, del interior de Santa Fe, ven peligrar su estabilidad social y económica, ya que son pueblos que viven principalmente de la mencionada actividad.
El Ministerio de la Producción de Santa Fe presentó esta semana un anticipo de los datos del tercer informe del Observatorio de Importaciones, recientemente creado para medir la evolución del ingreso de productos del exterior que puede afectar a los núcleos productivos santafesinos. Luis Contigiani, ministro de la Producción, estuvo acompañado al momento de hacer la presentación de Guillermo Moretti, titular de la Federación de Industriales de la provincia (Fisfe), y de Omar Príncipe, responsable de Federación Agraria. Todos compartieron la alarma por una apertura económica que va empujando a una crisis a toda la rica estructura productiva santafesina. Hortalizas, frutas, carnes de cerdo, bovina y aviar, leche, quesos, fiambres, alimentos enlatados, golosinas y hasta muebles, colchones y vajilla de mesa, se suman al embate importador que ya se había ensañado con otros sectores de la actividad económica de la provincia, como electrodomésticos en líneas tales como planchas, heladeras y licuadoras.
El detallado informe del ministerio de Producción da cuenta, además, de las localidades o regiones que resultarían afectadas por cada rubro en el que las importaciones se han disparado. El salto en las cifras, entre el volumen importado en los primeros siete meses de este año y el año precedente, son llamativas. Por ejemplo, sólo en productos de origen animal:
– Carne porcina, compras por 11,3 millones de kilogramos (suba del 51 por ciento).
– Bondiola, 2,6 millones de kilogramos (404 por ciento)
– Pollo trozado, 3,7 millones (1227 por ciento)
– Quesos en general 1,1 millones de kg (54 por ciento)
– Quesos crema 105.500 kilogramos, que equivalen a 845 mil potes de 125 gramos, con una suba anual del 238 por ciento.
El queso tiene origen diverso, aunque principalmente proviene de Brasil, Uruguay, Estados Unidos y varios países miembro de la Unión Europea.