Mientras Nicolás Dujovne dice estar “muy tranquilo” con la suba del dólar, y que la economía “está muy encarrilada”, los datos de la realidad no le estarían dando la razón. Un hecho no precisamente menor, es que en medio del brutal drenaje de reservas del Banco Central, ya se perdió el 46 % del dinero que entró por el último desembolso del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Sin embargo, para el ministro de Hacienda “la situación está muy encarrillada para que tengamos unos meses de aquí en adelante de mucha tranquilidad, y donde vemos con mucho optimismo la manera en que la sociedad argentina ha decidido transitar la resolución de las turbulencias que atravesamos durante estos meses”.
Además de la sangría de 2.604 millones de dólares que equivalen a casi la mitad del último tramo del préstamo del Fondo, los indicadores de consumo muestran un desplome que se extiende prácticamente a todos los rubros: en septiembre, las ventas de supermercados a precios constantes informadas por el Indec cayeron 7,9 %, las de shoppings lo hicieron un 15,4 %, las de electrodomésticos retrocedieron 12,6 %, las de autos nuevos bajaron 44,1 % y las de usados declinaron 11,8 %.
Como si fuera poco, el organismo estadístico también indicó que en octubre la economía derrapó 5,8 %, y que en lo que va del año acumula una baja de 1,5 %. Además, durante los últimos seis meses se registraron constantes caídas en la actividad, por lo que la economía se encuentra formalmente en recesión.
El inexplicable optimismo de Dujovne contrasta con el permanente cierre de fábricas, despidos, tensión entre los gremios y el Gobierno, una inflación descontrolada y descontento social, por lo que estamos frente a un escenario difícil de resolver para el oficialismo y que deja con pocas esperanzas a los analistas económicos, que advierten que nos encontramos en medio de una “crisis tremenda, en la que no aparece ninguna luz al final del túnel”.