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7 mayo, 2024
PAÍS

El estreno de la serie sobre Nisman en Netflix, sacudió la modorra en el primer día del año

¿Lo mataron? ¿Se suicidó? En esas dos preguntas sin respuesta, se basa la serie “Nisman, el fiscal, la presidenta y el espía” que hoy estrenó Netflix, y que tal como era de esperarse, está generando una gran controversia entre quienes sostengan una u otra hipótesis sobre la muerte del fiscal, ocurrida hace casi cinco años atrás.

El objetivo de la serie es poner sobre la mesa las diferentes teorías sobre cómo murió Nisman, cómo fue el proceso de investigación, las primeras horas luego de haber sido hallado el cadáver y el proceso posterior. Aparecen también las amenazas que recibía, por qué quiso tener un arma, el miedo a que algo le sucediera a sus hijas, y la denuncia que iba a presentar el día siguiente al que fue hallado muerto.

A lo largo de los seis episodios el documental no intenta resolver la cuestión de si el fiscal se mató o lo mataron, pero sí entrega a los espectadores las piezas de un rompecabezas que arroja preguntas para que cada uno vaya creando su propia investigación.

Stiuso, Fein, Diego Lagomarsino, Oscar Parrilli, Héctor Timerman y el actual presidente son algunos de los testimonios que reúne la serie. Todos estos nombres formaron parte de las notas periodísticas más resonantes del caso de la muerte de Alberto Nisman cuando sucedió el hecho, y que aquí reaparecen.

Justin Webster, un experto documentalista británico que hace años que vive en Barcelona y que fue el creador de esta serie, afirmó: “Le he dedicado cuatro años a esta producción, la más complicada de toda mi vida”.

Mientras tanto, el estreno del documental se convirtió en la tendencia número 1 en Twitter, y la red social fue el espacio ideal para la confrontación de opiniones que con el correr de las horas se transformaron en discusiones.

Por ejemplo, Pablo Duggan, autor de un riguroso y pormenorizado estudio sobre la muerte del fiscal, y que sintetizó en el libro “Quién mató a Nisman”, desarrolla un hilo de tuits para referirse a la serie de Netflix.

“En el 1er capítulo aparece Lanata diciendo: “¿a ustedes les parece verosimil que un tipo que se pasa 10 años investigando algo y va a dar su conclusión se suicida el día antes?”. Que mentira la de Lanata. Nisman no iba a hablar de la causa Amia, sino de su encubrimiento…”, arranca el periodista.

En tanto, subraya que “uno de los puntos flojos del documental de #Nisman es que los reportajes son del año 2017. Hubo muchos cambios. El presidente hoy no piensa como lo manifestó en la entrevista, me consta porque lo hablé con él públicamente”.

Y recomienda: “Vean la serie de Nisman y la discutimos. Vale la pena. Aunque hay cosas para criticar. Pero también bastante para elogiar”, y que “es más una elección artística que otra cosa donde dejar el final abierto. Creo que mezclan demasiado el atentado a la Amia con la muerte de Nisman y producen más confusión que otra cosa…”.

Según Duggan, “la serie tira mucho más para el lado de la verdad, para el suicidio. Me hubiera gustado que a 5 años de esta muerte se diga la verdad sin vueltas. Me consta que el director y el productor y guionista lo saben porque lo hemos charlado…”.

Agrega que “el gran problema del documental es que tiene final abierto. Tal vez pueda ser un gran gancho para que todos la vean, pero a los que conocemos la causa nos parece que se parte de una falacia, la mentira es decir que aún no se sabe si fue un homicidio o un suicidio…”.

Y aclara: “Yo no tengo nada que ver con la serie y tampoco aparezco como entrevistado. La serie se filmó entera antes de que apareciera ¿Quién mató a Nisman?. Hay muy buenos testimonios y muy buen trabajo de archivos. La serie está muy bien hecha…”, reconoce finalmente Duggan.

Por su parte, uno de los periodistas que más siguió la causa, Raúl “Tuny” Kollmann, señala hoy desde Página/12 que “semejante contenido es difícil de aceptar para los que pensamos que no existen las dos campanas cuando se trata de cosas indudables, tipo dos más dos es cuatro (aunque los matemáticos me dirán que tampoco eso es indudable). En la cuestión de si a Nisman lo mataron o si se suicidó, debería haber certeza, tipo dos más dos, cuatro”.

Agrega que “es incontrastable que el fiscal se disparó a sí mismo en un departamento que estaba cerrado por dentro; en el que no hay rastro de ninguna pelea ni desorden; en un baño del que no se podía salir, por lo que ningún asesino podría hacer salido sin dejar huellas, pisadas o gotas de sangre; y en una escena donde -según la junta de criminalistas- no había ninguna otra persona en el momento del disparo”.

Por otra parte, sostiene que “quien le da el mayor contenido al documental es el fallecido ex canciller Héctor Timerman. Lo que se ve es dramático: la destrucción física de un ser humano, no sólo por la enfermedad, sino también por la persecución siniestra de una justicia que fue instrumento de Cambiemos y que no tuvo nada de justicia. Es una síntesis de los efectos que tuvo la utilización del cuerpo de Nisman para hacer política. Y, por supuesto, me hizo llorar”.

 

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1 comentario

Leo 1 enero, 2020 at 6:58 pm

Resolvamos el atentado a la embajada de Israel ( muy fácil de resolver ) y se acaba toda esta farsa sionista que padecemos desde entonces.

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