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26 abril, 2024
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Los peligros de usar dióxido de cloro como cura para el coronavirus u otras enfermedades

Distintos organismos de salud, tanto de la Argentina como del resto del mundo, alertaron sobre los peligros del consumo de dióxido de cloro y sus derivados como alternativa en el tratamiento del coronavirus, por considerarlo altamente tóxico y perjudicial para la salud. A pesar de esto, en nuestro país se conocieron dos casos mortales, un hombre de cincuenta años en la localidad de San Pedro, provincia de Jujuy, y un niño de cinco años en Neuquén quienes fallecieron por un paro cardiorespiratorio. Unos días previos, la conductora Viviana Canosa decidió beber el producto frente a las cámaras con el fin de promocionar sus supuestos beneficios, por lo que terminó siendo denunciada penalmente.

Según informa la Organización Panamericana de la Salud, el dióxido de cloro es un compuesto gaseoso que se utiliza “como blanqueador en la fabricación de papel, en plantas públicas de tratamiento de agua y en el proceso de descontaminación de construcciones”. En proporciones aceptables y controladas, se lo usa en el agua potable para eliminar bacterias y microorganismos, pero, en ningún caso se recomienda para el consumo humano, ya que es tóxico y puede llegar a provocar la muerte.

La Organización Panamericana de la Salud afirma que desde hace años este producto se está promocionando como “terapéutico” para curar distintas patologías, sin embargo, advierte que no existe ninguna evidencia científica que lo avale y, asimismo, menciona que ante la pandemia de COVID-19 “se han promovido en el mercado numerosos productos que contienen dióxido de cloro o derivados, solos o en combinación, que indican falsamente tener propiedades curativas para la COVID-19 e incluso otras dolencias asociadas”.

De acuerdo con informes de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), el dióxido de cloro puede ocasionar irritación en la boca, el esófago y el estómago, también, anemia, vómitos y diarrea grave, insuficiencia respiratoria, problemas cardiovasculares y renales, baja presión e insuficiencia hepática, por lo que no recomienda su uso en ninguna circunstancia, además de efectuar estrategias para evitar su comercialización que actualmente se realiza de manera online.

Por su parte, en el mes de abril la Red Argentina de Centros de Información de Medicamentos y Alimentos (INVIMA), así como hicieron otros organismos de América Latina, emitió una alerta sobre el riesgo de consumir este producto y sus derivados por su alto grado de toxicidad.

Además de la Argentina, este producto está prohibido en varios países, como Colombia, Perú, México, Austria, Canadá, Suiza, el Reino Unido y Francia. Todos ellos han advertido sobre los problemas de salud que puede causar su consumo.

No obstante, pese a las recomendaciones, en estos días se produjeron dos muertes por el uso de este producto: un hombre de cincuenta años que padecía gripe falleció por un paro cardiorespiratorio en la localidad de San Pedro, en la provincia de Jujuy, y un niño de cinco años, por la misma causa, en la provincia de Neuquén luego que sus padres le suministraran dióxido de cloro, pues sospechaban que tenía síntomas de coronavirus.

Ante esta situación, desde el Ministerio de Salud de la Nación, a través de un comunicado de prensa, recordaron “que la utilización de dióxido de cloro para el tratamiento de COVID-19 u otras enfermedades, no cuenta con estudios que demuestren su eficacia y no posee autorización alguna por parte del Ministerio para su comercialización y su uso”.

De mismo modo, el ministro de Salud de la ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, expresó que “el dióxido de cloro no es un medicamento aprobado en Argentina para el uso del consumo humano” y recomendó que, ante una enfermedad, para la utilización de un medicamento se consulte en la página de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT), para saber si está permitido, porque para eso “la ANMAT tiene técnicos de primer nivel internacional, es una entidad muy reconocida a nivel regional e internacional” y agregó que es “la entidad que nos tiene que regir y recomendar qué cosas podemos ingerir y qué no”.

A pesar de que la información sobre este producto es de público conocimiento, con anterioridad a esas muertes, la conductora Viviana Canosa decidió beber dióxido de cloro frente a las cámaras, durante su programa Nada Personal, para demostrar que es “inofensivo” y que, por otra parte, es beneficioso para la salud. A partir de este acto irresponsable, que fue repudiado por la mayoría de la ciudadanía, por políticos y especialistas en salud, el diputado Mariano Mansilla del Frente de Todos presentó una denuncia penal contra la conductora.

El diputado aclara que la denuncia que se encuadra en el inciso 1° del artículo 208 del Código Penal y que tiene una pena de quince días y hasta un año, es por difundir el uso de un producto como si se tratara de un medicamento cuando en realidad no lo es. De este modo, aclaró que la finalidad de la presentación es remarcar la responsabilidad que una periodista debe tener ante un medio de comunicación, además de respetar las normativas vigentes.

Pero Canosa no es la única que defiende el uso del dióxido de cloro. En la marcha anticuarentena del 17 de agosto, en la que sectores de la oposición se movilizaron para protestar contra algunas medidas del gobierno y otras protestas insólitas sobre que el Covid-19 no existe o que es ilusión de Bill Gates, aparecieron carteles a favor del dióxido de cloro. Junto al Monumento a la Bandera de Rosario se pudieron visualizar carteles en los que se defendía el uso del producto, uno de ellos decía: “Todos nosotros tomamos dióxido de cloro y estamos sanos”.

 

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