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La Plata
26 abril, 2024
PAÍS

La militancia organiza un nuevo 17 de octubre para recuperar la mística y reordenar las prioridades del gobierno

Por Alfredo Silletta

Más allá de la derrota en las PASO -no es la primera vez que las sufre el peronismo- siempre estuvo la mística de sus militantes. Desde hace un tiempo, desde las redes sociales, la militancia del Frente de Todos observa las peleas y la parálisis de sus dirigentes y comenzó por su cuenta a organizar una gran movilización para el próximo 17, algo que no se pudo hacer el año pasado por la pandemia.

A veces es bueno recordar cómo se gestó aquel 17, fuera de las organizaciones sindicales y la dirigencia política. En aquellos días la dirigencia gremial discutía sobre la detención de Juan Domingo Perón y la anulación de las leyes laborales que se habían creado desde la Secretaria de Trabajo. La CGT discutía en poner fecha para un paro general que finalmente se resolvió para el 18 de octubre, en una votación muy pareja de 21 a 19 entre la dirigencia sindical.

Pero en la calle había otra realidad entre los trabajadores. En cada fábrica entraron en estado deliberativo y en la mañana del 17 de octubre todo era un hervidero. Los trabajadores llegaron a las fábricas pero no ingresaban. Se corrió la voz que había que marchar hacia el centro de la ciudad de Buenos Aires para reclamar por la libertad del coronel Perón. En poco tiempo grupos compactos atravesaron los puentes de Avellaneda hacia Buenos Aires y se dirigieron al centro de la ciudad. Era un movimiento irresistible que no se detendrá durante toda la jornada, incluso cuando les levantaron los puentes. Desde los frigoríficos de Berisso, las usinas de Puerto Nuevo, los talleres de Chacarita y Villa Crespo, de las manufacturas de San Martín y Vicente López, de las fundiciones de acerías del Riachuelo, de las hilanderías de Barracas. Así fue la historia que todos conocemos y qué tantos historiadores la han relatado.

Aquel 17 de octubre cambió para siempre la historia de este país. Hoy los trabajadores miran con preocupación que los dirigentes de Juntos por el Cambio anuncian públicamente que se terminará la indemnización para que el patrón te despida cuando quiera o que a partir de ahora los menores de 25 años cobrarán la mitad del sueldo simplemente por ser joven. No solo eso, ya anunciaron que quieren ser mayoría en Diputados para elegir al presidente de la Cámara y así estar en la sucesión presidencial. Quieren volver a gobernar para seguir haciendo negocios privados.

La gente que había depositado su esperanza en el Frente de Todos no fue a votar o lo hizo por alguna otra opción. Está desencantada, con falta trabajo, con sueldos pésimos  y con una inflación que no para. “Los precios suben por ascensor y los sueldos por la escalera”, dijo alguna vez Perón. Los cuatro años de macrismo más los dos años de pandemia han dejado a casi 19 millones (40%) de argentinos en la pobreza y un 10% en la indigencia.

La derecha, los medios de comunicación y el establishment económico no harán nada para mejorar la situación de los argentinos, solo lo puede hacer el Frente de Todos y hasta ahora no lo hizo. Será función de la militancia, recuperar la mística, salir a la calle, convencer al vecino de los peligros del macrismo y exigirle al gobierno que modifique el rumbo, que no mire tanto al FMI y sí el rostro de los pobres.

 

 

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