El discurso del presidente Javier Milei al inaugurar un nuevo periodo de sesiones ordinarias en el Congreso nos muestra que será imposible utilizar las reglas democráticas del debate para la aprobación de las leyes. En sus 73 minutos de discurso trazó una línea entre “ustedes” la casta corrupta y “nosotros” los que amamos la libertad.
Para que no queden dudas que gobernará por decreto, si no se someten a sus deseos, afirmó que si “eligen el camino de la confrontación, se encontrarán con un animal muy distinto al que están acostumbrados”…“Nosotros cuando nos encontramos con un obstáculo no vamos a dar marcha atrás, vamos a seguir acelerando”.
En su discurso mesiánico no ofreció una sola palabra de empatía para los jubilados y trabajadores que sufren los brutales aumentos de los alimentos básicos, de las tarifas de luz, de gas y transporte público, de los alquileres, de la falta de medicamentos a personas graves y la no entrega de alimentos en los comedores populares, sin olvidarnos los miles de trabajadores de la construcción y del Estado que se quedaron en la calle.
El sociólogo Alain Touraine afirma que el mundo evoluciona hacia dos tipos de denominaciones contrapuestas: La dictadura del mercado (y de la racionalidad instrumental), y la dictadura de la identidad. “La primera -dice- da lugar a la alienación de las sociedades capitalistas avanzadas, y la segunda a todo tipo de integrismos y fundamentalismos”. Y aclara: “Está escisión no necesariamente recorta sociedades y sujetos diferentes, sino puede darse en el seno de la misma sociedad y con el mismo sujeto. Los mismos individuos que siguen a la letra la racionalidad capitalista son capaces de embarcarse en todo tipo de rituales y supercherías místicas”.
Más allá que ganó las elecciones en forma legítima estamos ante un “mesías del mercado” donde la gente es simplemente un Excel y las llamadas “fuerzas del cielo” lo guían.
El país está quebrado. El pueblo desencantado y con una desconfianza ante toda la dirigencia política, sindical y empresarial. El peronismo no es ajeno, salvo honrosas excepciones, a esta crisis dirigencial que viven los argentinos. Como decía el general Perón las instituciones como el pescado suelen comenzar a podrirse por la cabeza y la mayoría de nuestros dirigentes tienen mal olor.
Cuando el peronismo estuvo prohibido, Perón desde el exilio organizó la resistencia. “Los pueblos que no saben defender sus derechos merecen la esclavitud. Todos, en todo lugar, en todo momento deben hacer la guerra sin cuartel….La debilidad de una hora puede representar la esclavitud y explotación permanente”, decía Perón.
L a resistencia fue un movimiento único en nuestra historia que logró un gran consenso en los sectores populares y que pudo articularse a los largo y a lo ancho del país bajo las directivas de un líder que se encontraba a miles de kilómetros de la Patria.
Perón planteó en aquellos años la “resistencia civil” y el “paro general revolucionario”. Decía que cuando la resistencia civil haya desgastado al gobierno se desatará “la huelga general revolucionaria”. Esto llevó a que el gobierno de Frondizi declarara el Plan de Conmoción Interna del Estado (CONINTES) que inició una feroz represión contra el peronismo. Solo en 1964 el plan de lucha provocó la ocupación pacifica de 11.000 establecimientos.
Muchos lectores se preguntarán que hoy no hay un líder para organizar la resistencia. No siempre es así. La unidad de los trabajadores, los movimientos sociales y los estudiantes que comenzaron con el molinetazo el viernes pueden cambiar nuevamente la historia. Como dice el gran Leopoldo Marechal: “El pueblo recoge todas las botellas que se tiran al agua con mensajes de naufragio. El pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Hay que buscar esas botellas y refrescar esa memoria”.
La Patria está en peligro y solo el pueblo en las calles puede frenar esta locura. Los dirigentes aparecerán después, como sucedió con Perón luego del 17 de octubre, con Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Lula en Brasil, Néstor Kirchner en el 2002 y recientemente con Gabriel Boric en Chile.