El Gobierno de Cambiemos, que ganó prometiendo ‘pobreza cero’, la creación de trabajo de calidad y el crecimiento del país, dos años y medio después de haber asumido se desespera por evitar estallidos sociales ante una situación económica que empeora día tras día, y no le queda otra alternativa que armar un “plan especial” destinado a repartir dinero y comida en las zonas más calientes del Conurbano, para contener posibles disturbios en diciembre.
Ya con el segundo semestre en marcha, todos los indicios marcan que lo que viene puede ser todavía peor, con una inflación fuera de control y la incesante caída de todos y cada uno de los indicadores económicos que, como no podría ser de otra manera, golpean de manera directa sobre los sectores más humildes de la población.
Ante un cuadro que se presenta cada vez más complejo, la gobernadora María Eugenia Vidal busca los mecanismos que le permitan contener un malhumor social que crece: está desplegando una red preventiva encargada de distribuir raciones alimentarias y los fondos necesarios que al menos pongan freno a cualquier atisbo de estallido.
La estrategia de la mandataria bonaerense, junto a la ministra de Desarrollo Social de la nación, Carolina Stanley, apuntó a haber acordado una estrategia conjunta con el visto bueno de Mauricio Macri. En otras palabras, los fondos monetarios llegan desde el Gobierno nacional, mientras que el despliegue operativo sobre el territorio corresponde a la Provincia.
En definitiva, lo que viene de ahora en más es seguir evaluando y monitoreando todo el tiempo los riesgos de crisis social y pérdida de paz en el Gran Buenos Aires, ante la sensación de que se está sobre un volcán que puede explotar más temprano que tarde.
Mientras tanto, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, intenta restarle dramatismo a un panorama que se presenta cada vez más complicado: “No vemos ninguna posibilidad de que haya un problema social para fin de año. Lo que estamos viendo es que los que están en la calle son siempre las mismas organizaciones políticas que tienen un interés político”.
Está claro que el malestar social se profundiza a partir de lo que significarán los brutales recortes que se vienen, a tono con el recorte de gastos por un total de $ 300 mil millones que exige el Fondo Monetario Internacional.
De esa cifra, unos $ 7.500 millones sería el número a reducir en obras a la Provincia, con lo que eso implicará respecto a un marcado descenso de empleos. A cambio, Vidal anunció una partida de ayuda alimentaria por $ 318 millones de pesos.
Así, Nación y Provincia acordaron constituir un fondo de alimentos no perecederos para abastecer a los comedores, con la asignación de partidas especiales de dinero que permitan responder lo más rápidamente posible si los reclamos se desbordan.