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17 mayo, 2024
PAÍS

La operación es muy obvia: Que los “cuadernos truchos” desplacen a los “aportantes truchos”

Cuando el escándalo por los aportantes truchos a las campañas de Cambiemos se venía profundizando, irrumpieron con fuerza los “cuadernos truchos” que, desde los grandes medios, empezaron a imponer en las últimas horas y que, a no dudarlo, será “el” tema excluyente de aquí a las próximas semanas. En otras palabras, las características de este “descubrimiento” se parece demasiado a una burda operación montada por un Gobierno que necesita imperiosamente desviar la atención, no sólo por las consecuencias que podía generar el tema de los aportes en la provincia, sino por una situación económica que empeora día a día.

En este contexto, resultó llamativa la reaparición de Sergio Massa, llamado a silencio desde hace al menos dos meses. Mientras el líder del Frente Renovador no dijo una palabra acerca de los aportantes truchos, ahora salió a hablar sobre los “cuadernos truchos”.

“Tenemos que conseguir que haya presos por los bolsos y los cuadernos. Lo miro con tristeza, lo miro con bronca también, pero con la esperanza de que haya presos y condenas”, dijo Massa.

Y otra que rompió el silencio fue la diputada Graciela Ocaña, involucrada en la causa por los aportantes falsos de Cambiemos: “Yo creo que la gobernadora desconocía esto, por eso ha tomado medidas muy oportunas como ordenar esta auditoría y desplazar preventivamente a la funcionaria que había tenido responsabilidad sobre eso”, dijo la legisladora, aunque sin negar la existencia de los presuntos delitos.

Mientras tanto, bajo el título “Los interrogantes sin respuestas”, hoy Raúl Kollmann e Irina Hauser en el diario Página/12 ponen blanco sobre negro, a través de un esclarecedor análisis, lo que revela la operación de los “cuadernos truchos”.

Por ejemplo, se destaca que los textos de Oscar Centeno, el “chofer arrepentido”, en los cuadernos, no encajan para nada con el perfil de alguien que no tiene un alto nivel educativo, ya que sus escritos revelan una gramática perfecta, sin errores de ortografía y con signos de puntuación colocados de manera impecable.

Por otra parte, señalan que “a primera vista parece extraño que cualquier jefe cuente dinero negro o hable de plata negra delante de un empleado. No lo hace nadie ni en su trabajo ni en su hogar”. Se agrega que “en los cuadernos habla de que Cristina Kirchner le dio instrucciones a Julio de Vido y a Roberto Baratta de que sigan recaudando para la campaña. ¿Cómo lo sabe? ¿estuvo detrás de la puerta de una reunión en Olivos o Casa Rosada? No parece real”.

En la misma línea, hay un tramo en el que Centeno cuenta que en mayo de 2010, Néstor Kirchner estaba disconforme con lo recaudado en una semana: “¡qué pobres que estuvimos!”, dice el chofer que dijo el ex presidente. Muy poco creíble que tuviera acceso a semejantes diálogos, más aún tratándose de algo ilegal.

Resulta curioso que los cuadernos saltan de 2010 a 2013 y luego a 2015, pero lo más llamativo es que las entradas están destinadas a consignar reuniones en las que, supuestamente, CFK le ordenó a De Vido y Baratta que recauden para campañas electorales. Viene justito, justito, cuando hay escándalo por los aportes a las campañas de Cambiemos.

Se subraya, además, que “el fiscal señala, extraoficialmente, que Centeno registró movimientos de plata negra por 160 millones de dólares. ¿Dónde está ese dinero? Al menos hasta el momento, ni a los Kirchner ni a De Vido ni a Baratta se le encontraron cuentas ni sociedades en el exterior ni bienes sin declarar en la Argentina. Dinero oculto sólo se le detectó a funcionarios del actual gobierno”.

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