A un mes de las elecciones, María Eugenia Vidal sigue tan golpeada y desorientada como el día posterior a las PASO, cuando recibió la brutal paliza por parte de Axel Kicillof. Y mientras las encuestas no ayudan a levantarle el ánimo precisamente, cerca de ella le aconsejan que, perdida por perdida, llegó el momento de volver a acercarse –pero no demasiado- a Mauricio Macri y a los intendentes que, a su vez, habían tomado distancia de la gobernadora.
Ayer, en Florencio Varela, fue el punto de partida de esta estrategia, cuando después de 45 días volvieron a mostrarse juntos en un acto el presidente y la mandataria bonaerense.
Es que en el entorno de Vidal concluyeron que a esta altura, es decir, ya en el tramo final de la campaña, corría el riesgo de que seguir despegándose de Macri le podría generar más costos que beneficios.
De todas maneras, la gobernadora prefiere manejarse con cautela, por lo que un poco a regañadientes aceptará mostrarse junto al presidente, pero no con la asiduidad con que lo hacían antes de las PASO.
En esa dirección, cerca de Vidal plantean que “negar a Mauricio puede generar resistencia de los sectores propios. Mostrarse, consolida lo propio. Quizá no sume, pero tampoco resta”. Y también sostienen que esconder a Macri, sacarlo de afiches y los spots, y convocar -como hacen los candidatos municipales de Juntos por el Cambio- no es beneficioso, y hasta se animan a decir que puede resultar negativo.
En otras palabras –lo que no deja de ser una muestra de debilidad y desorientación-, el temor que los invade es que esa política de despegarse con alevosía del presidente, se corre el riesgo de que se pueda llegar a generar resistencia en los propios, y al mismo tiempo perder identidad.
En este contexto, y no demasiado convencida, Vidal volverá a mostrarse junto a Macri en algunas de las marchas del #SiSePuede que se realicen en territorio bonaerense. Pero, claro, en la Gobernación provincial reconocen que esos movimientos dependerán de cómo sean las movilizaciones a medida que se acerque la fecha de las elecciones.
De esta manera, y en último manotazo de ahogada, Vidal intentará revertir el posicionamiento de los intendentes cambiemitas que han borrado a Macri y a su figura, para no quedar pegados a la imagen perdedora de Macri y Vidal, con el fin de salvar la ropa en sus territorios.
Eso es lo que, sin disimulo, vienen haciendo Néstor Grindetti, en Lanús; Ramiro Tagliaferro, en Morón; Julio Garro, en La Plata; Martiniano Molina, en Quilmes o Diego Valenzuela, en Tres de Febrero, quienes justamente optaron por tomar distancia tanto de Macri como deVidal y municipalizar sus campañas, lo que incluye desde borrar los colores que identifican a Cambiemos, hasta convocar a cortar boleta y si es necesario que los vecinos voten a Alberto y a Axel.
Justamente, cerca de Vidal reconocen que esa estrategia, casi basada en la vergüenza que les genera la imagen de Macri, puede llegar a generar malestar en los sectores todavía alineados con el macrismo.