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La Plata
26 abril, 2024
"SIN RED"

El despreciable comentario de un empresario para victimizarse: “¡Basta de planes trabajar, basta de choripán!”

Después de la repercusión que generó el video que grabó pidiendo, entre lágrimas, “saquen a esta lacra”, en referencia a los sindicalistas del gremio lechero Atilra que tenían bloqueada su usina láctea en Gobernador Udaondo (Buenos Aires), Hugo Mayol, uno de los propietarios de esa firma, pidió “trabajar en paz”, y la emprendió contra quienes irrumpieron en su planta. Y al atacar las políticas de asistencialismo, lanzó: “¡Basta de planes trabajar, basta de choripán!”.

La planta de Lácteos Mayol estuvo bloqueada por delegados de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera (Atilra) que reclamaban que la mitad de 14 empleados fueran recategorizados e incorporados a esa entidad gremial, ya que estaban en gremios donde se pagaban menores cargas sociales.

En una entrevista con la señal LN+M, el empresario acusó al sindicato de “haber lavado el cerebro” a los operarios. “Teníamos muy buena gente, muy buena gente. Esta lacra les lavó el cerebro, les lavó el cerebro”, insistió.

Según dijo, la empresa tiene “una conducta” desde hace 86 años y quiere hacer las cosas en esa línea de trabajo. Mayol pidió que se deje trabajar “honestamente y en paz”. En este contexto, sostuvo que hay mucha gente que quiere trabajar, “muchos Mayol”, y subrayó: “Déjenlos trabajar, ¡basta de planes trabajar, basta de choripán, basta de juicios injustos! Queremos trabajar en paz, simplemente eso, tengo 73 años y quiero que mi hija y mi sobrina sigan el camino que dejó mi abuelo”, explicó.

En un video, Mayol se había referido a los sindicalistas que bloquearon su planta láctea como “lacras”. Y, entre lágrimas, pidió que se pusiera fin a esa medida de fuerza.

Por su parte, en un comunicado que tituló “La Familia Ingalls contra la mafia”, el gremio Atilra reaccionó con dureza tras las declaraciones de Mayol.

Según Atilra, “los dueños han violado de manera sistemática y recurrente a lo largo del tiempo los derechos más elementales de sus trabajadores y familias y han competido deslealmente con el resto de las empresas del sector que sí cumplen con la ley”.

“La Familia Ingalls pauperiza y maltrata a sus trabajadores sin respetar ni cumplir elementales condiciones de higiene y seguridad (lo que repercute, claro, en los alimentos que elaboran y consume la población), manteniéndolos precarizados, fuera de convenio -esto lo ha reconocido públicamente, en negro, sin abonarle horas extras, sin reconocerles el trabajo de sábados y domingos, sin entregar debidamente ropa de trabajo y elementos de protección, ni efectuar en consecuencia correctamente el depósito de aportes y contribuciones a la seguridad social para la cobertura de salud y jubilación de sus dependientes, evadiendo al fisco y perjudicando a sus empleados”, agregó.

 

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