El operador anticristinista entrevistó a mamá del centenario colegio en plan llevar agua para el molino del alcalde porteño y su ministra de educación, pero el tiro le salió por la culata. Tras parársele de manos por las condiciones en las que los pibes y pibas estudian, lo enterró de cabeza por impresentable.
Andá a cantarle a Larreta, quemado