Un día antes del 17 de octubre de 1945, la CGT discutía si debía o no convocar a un paro nacional en apoyo al coronel Juan Domingo Perón, quien se encontraba detenido en la isla Martín García. Tras un largo debate y por un solo voto a favor, se decidió convocar el paro para el 18 de octubre. Sin embargo, al pueblo poco le importó el debate de las cúpulas: la mañana del 17 de octubre, los trabajadores de los frigoríficos de Berisso, de las fábricas de Avellaneda, Villa Crespo y Barracas decidieron marchar espontáneamente hacia la Plaza de Mayo para exigir la liberación del coronel que, durante tres años, había otorgado derechos fundamentales a la clase obrera. Como diría Scalabrini Ortiz, fue el “subsuelo de la patria sublevada”.
Hoy, a horas de un nuevo 17 de octubre, ese recuerdo es más importante que nunca, especialmente cuando la dirigencia peronista parece estar enfrascada en discusiones sobre un cargo menor, como la presidencia del PJ Nacional, mientras el pueblo sufre una política cruel, sin precedentes en estos 40 años de democracia. Los argentinos soportan recortes en jubilaciones, salud pública, educación y salarios, mientras las tarifas de luz, gas, transporte y alimentos no paran de subir. Más allá del 52% de pobreza, la realidad indica que cerca del 70% de los argentinos no llega a fin de mes, mientras que un 30% de ricos continúa acumulando riquezas.
A un día del 17 de octubre, no sabemos si Cristina Kirchner y Axel Kicillof se han reunido. Las versiones son contradictorias: algunos aseguran que hubo un encuentro de tres horas, mientras otros lo niegan. Desde el Instituto Patria, algunos piden que Kicillof cancele el acto del “Kilómetro Cero” de Berisso, mientras otros lo desmienten. Incluso, algunos afirman que la reunión será hoy.
Mientras tanto, una encuesta de Prosumia, señala que Kicillof tiene una imagen positiva del 77,8% entre la militancia, seguido por Cristina con un 73,2%, y Máximo Kirchner con apenas un 33,6%. Para 9 de cada 10 peronistas, la llegada de Javier Milei a la presidencia es culpa del Frente de Todos, y consideran urgente buscar nuevas ideas para reconstruir el espacio y volver a conectar con la sociedad.
Volviendo al principio de este artículo, mientras la dirigencia peronista debate quién manejará la “lapicera” en las elecciones de medio término, el pueblo comienza a movilizarse por su cuenta. Los estudiantes, en particular, han decidido enfrentar las políticas destructivas de Milei.
Debemos aprender del octubre de 1945 y ponernos a la cabeza de estas luchas, en lugar de perder tiempo en discusiones menores. No permitamos que le ocurra al peronismo lo que le sucedió al dirigente radical cordobés Amadeo Sabattini. Cuando el general Ávalos fue a buscarlo tras la detención de Perón, para que se hiciera cargo del gobierno, Sabattini respondió que había que esperar, que Perón estaba acabado. Arturo Jauretche, quien lo visitó para pedirle que asumiera, narró cómo Sabattini prefería devolver el poder a la Corte, lo que en la práctica era entregarlo a la oligarquía. Jauretche se despidió con una frase lapidaria: “Sepa, doctor, que la historia ha pasado al lado suyo y usted la ha dejado escapar. Nunca más tendrá esa oportunidad. Usted ha terminado políticamente. Adiós”.
No dejemos que la historia pase de largo. Mientras el pueblo lucha, no podemos quedarnos discutiendo quién tendrá la lapicera en 2025. Es hora de ponernos al frente de esas luchas.