Como en La Guerra del Cerdo, la genial novela de Adolfo Bioy Casares, los jubilados la pasan cada día peor con el gobierno de Javier Milei: les pegan garrotazos en la calle, no reciben los medicamentos, les han reducido el 30% de sus ingresos en lo que va del año, y solo reciben un bono congelado de 70 mil pesos.
Ayer, la policía volvió a reprimir la movilización de los jubilados, que solo piden una pequeña mejora en sus haberes. En este caso, no fueron al Congreso, sino a la sede del PAMI, ya que el organismo cambió el sistema y, desde el 1 de noviembre, hay problemas para la entrega de medicamentos.
La violencia fue tal que un docente jubilado, Gerardo Mirkin, sufrió una descompensación debido a la represión y tuvo que ser trasladado al Hospital Argerich. La policía reprimió sobre la vereda, según denunciaron los jubilados.
Paralelamente, desde el 1 de noviembre, ya hace una semana que es imposible comprar medicamentos a través del PAMI debido a fallas en el nuevo sistema de validación utilizado por las farmacias para procesar las órdenes de la obra social. Desde el PAMI argumentan que el nuevo sistema será mejor que el anterior, pero los colegios de farmacéuticos expresan que debería haberse probado previamente. Las autoridades aseguran que el problema se irá resolviendo poco a poco, pero, mientras tanto, los jubilados se quedan sin sus medicamentos.
A este problema del cambio de sistema se suma la decisión del gobierno de excluir 44 medicamentos de la cobertura gratuita, por lo que deberán pagar, en algunos casos, el costo total. Entre estos se encuentran antivirales, corticoides, antiagregantes plaquetarios, antibióticos y medicamentos como el omeprazol.
Como dijo alguna vez la ex canciller Diana Mondino: “si sos jubilado, es casi seguro que te vas a morir”; así que, aparentemente, lo que se busca es que mueran pronto.