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La Plata
5 mayo, 2024
PAÍS

La hija del torturador y genocida Etchecolatz se cambió el apellido

Mientras los jueces de la Corte Suprema de Justicia, cercanos al presidente Mauricio Macri, avalaban el 2×1 para los genocidas, la hija del represor y asesino Miguel Etchecolatz, condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad, reveló que hace un año se cambió el apellido, al dar detalles de “lo difícil que fue convivir con un padre genocida”. Mariana D. -no quiso difundir su nuevo apellido- describió al ex comisario de la policía bonaerense como “un monstruo” y dijo que “infundía terror en su propia familia”.

En una nota publicada en la revista Anfibia, la hija de Etchecolatz contó que participó de la marcha a Plaza de Mayo realizada el miércoles pasado para rechazar el fallo de la Corte Suprema que aplicó el “dos por uno” en una causa por delitos de lesa humanidad, beneficio que el propio Etchecolatz pidió en los últimos días pero le fue denegado.

Dijo, además, que ella, su madre y sus dos hermanos varones pudieron reconstruir sus vidas luego de la detención de su padre. “Todos nos liberamos de Etchecolatz después de que cayó preso por primera vez, allá por 1984. Vivíamos en Brasil porque era jefe de seguridad de Bunge y Born, y regresó al país pensando que era un trámite, como si la Justicia no le llegara a los talones”.

“Al principio lo visitábamos, pero después mi madre, María Cristina, pudo decirle en la cara que íbamos a dejar de verlo. Ella siempre nos protegió de ese monstruo, si no hubiera sido por su amor, no podríamos haber hecho una vida”, contó.

“Etchecolaz era un ser invisible, que usaba la violencia y no se le podía decir nada. Aparentaba tener una familia, pero nos tenía asco y era encantador con los de afuera. Vivíamos arrastrados por él, mudanzas todo el tiempo, sin lazos, sin amigos, sin pertenencias. Una realidad cercenada. Nos cagó la vida. Pero nos pudimos reconstruir”, dijo la hija del represor.

La hija ya no es más Etchecolatz. Decidió cambiarse el apellido para borrar parte de esa cicatriz que le dejó su padre, a quien considera un “monstruo” y desea “que no salga nunca más” de la cárcel.

La mujer de 46 años, psicoanalista y profesora universitaria, denuncia a su padre, quien fue director de Investigaciones de la policía bonaerense durante la última dictadura militar, también por violencia doméstica. Contó que a su padre sólo lo veían los fines de semana, que les pegaba a su madre, a sus hermanos y a ella cuando las cosas no se hacían como él quería.

“Si te vas, te pego un tiro a vos y a los chicos”, le decía Etchecolatz a su mujer, cuando ella quería escapar con sus tres hijos.

“Etchecolatz hizo todo lo que un padre no hace. Era un ser invisible, que usaba la violencia y no se le podía decir nada. Aparentaba tener una familia, pero nos tenía asco y era encantador con los de afuera. Vivíamos arrastrados por él, mudanzas todo el tiempo, sin lazos, sin amigos, sin pertenencias. Una realidad cercenada. Nos cagó la vida. Pero nos pudimos reconstruir”, señaló Mariana, quien se refiere a su padre por el apellido.

 

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