El Papa Francisco exteriorizó su preocupación por la situación judicial que atraviesa la ex presidenta Cristina Kirchner, al igual que los ex mandatarios de Brasil y Ecuador, Luis Inacio Lula Da Silva y Rafael Correa.
Así lo revela un artículo de Vatican Insider, que da cuenta de las inquietudes del jefe de la Iglesia católica en torno al denominado “lawfare”, el fenómeno al que alude con frecuencia Cristina al hacer referencia al uso selectivo de la justicia para inhabilitar a líderes políticos y sociales de la región.
En las últimas horas, Francisco recibió un informe detallado sobre la situación procesal de Cristina, Lula y Correa, entre otros, que le acercó un grupo de juristas latinoamericanos integrado por el abogado argentino Roberto Carlés, la brasileña Carol Proner, la italiana Grazia Tuzi y el músico brasileño Chico Buarque.
El Papa los recibió durante 45 minutos, en una reunión de tono distendido que tuvo lugar en su residencia del Vaticano. “El motivo fue presentarle al Papa este informe elaborado por la Asociación de Jueces para la Democracia de Brasil, junto con otros juristas, sobre la situación del Estado de Derecho en América Latina”, explicó Carlés.
Precisó que los documentos entregados explican “puntualmente” la situación procesal de distintos líderes políticos latinoamericanos, quienes han sufrido procesos penales en los últimos años.
En tal sentido, denunció que “la mayoría de ellos están sometidos a estas investigaciones imparciales, con violación a garantías constitucionales y una abierta violación a los principios del Estado de derecho, como se está viendo en los distintos países”.
“El Papa por supuesto, comparte esta preocupación”, dijo Carlés, que conoce a Jorge Bergoglio desde hace muchos años, y destacó que el ambiente de la reunión fue cordial y distendido.
Además, hay una cuestión que une a estos ex mandatarios, y es que todos ellos cuentan con un gran capital político que les permitiría competir para ganar cargos políticos.
Al respecto, Carlés sostuvo que “aquí lo que preocupa es la instrumentalización de la corrupción para otros fines”, mientras hizo también referencia a una “judicialización selectiva” de la política, la cual -según el informe entregado al Papa- es considerada como “uno de los mayores peligros para la democracia en el mundo, y no sólo en América Latina”.