Los dichos del Papa sobre los inmigrantes en Argentina, volvieron a encender las alarmas y el enojo en el Gobierno

Tal como era de esperarse, los dichos de ayer del Papa Francisco criticando el tratamiento que se les otorga a los inmigrantes en Argentina, no cayeron nada bien en el gobierno. Después de todo, la interpretación lógica es que esas declaraciones no fueron casuales, y fueron pronunciadas en el contexto de una clara avanzada de políticas xenófobas, sobre todo a partir de las constantes provocaciones que en esa dirección lanza Miguel Ángel Pichetto, compañero de fórmula de Mauricio Macri.

“Los que vienen de la barbarie y hoy son los ‘bolitas’, los paraguayos, los ‘paraguas’, los ‘cabecitas negras’, siempre ese alejarnos de la realidad de un pueblo calificándolo y poniendo distancias”, dijo el jefe de la Iglesia Católica durante un discurso pronunciado en el Vaticano.

Desde la Casa Rosada se aclara que no habrá confrontación directa y mucho menos se ofrecerá una respuesta formal a las palabras del Papa. Un ejemplo de esa postura estuvo dado por Alfredo Abriania, secretario de Culto, quien al ser consultado sobre el tema respondió de manera contundente: “No tenemos nada que decir”, y de esa manera se aleja de la posibilidad de agregar tensión política a un vínculo nada bueno entre el Vaticano y la administración macrista.

Durante su discurso para dar inicio al Sínodo sobre el Amazonas, Francisco cuestionó debates históricos de la Argentina, e indicó que en el pasado “bajo lemas como civilización y barbarie” se aniquiló a los pueblos originarios y se justificaron masacres. “Es el desprecio de los pueblos, y a eso voy, a la experiencia de mi tierra, eso, ‘civilización y barbarie’ que sirvió para aniquilar pueblos, todavía sigue en mi patria, con palabras ofensivas y entonces se habla de civilización de segundo grado”.

Es que en la Casa Rosada interpretan los dichos de Jorge Bergoglio como otro gesto que vuelve a posicionarlo en la vereda de enfrente del gobierno de Mauricio Macri, ya que a los reiterados discursos de los últimos años, en los que sin lugar a dudas hacía referencia crítica a la gestión de Cambiemos, se le suman aquellos gestos que provocaron directamente el enojo en el oficialismo, donde los tomaron directamente como provocaciones del Sumo Pontífice.

Por ejemplo, desde el envío de un un rosario bendecido al detenido ex vicepresidente Amado Boudou o a Milagro Sala, hasta el regalo de camisetas de fútbol al titular del sindicato de Camioneros, Pablo Moyano, o el intercambio de obsequios con la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini.