La pandemia trajo nuevas modalidades a la vida diaria de los argentinos. Clases virtuales de los chicos, el trabajo en el HomeOffice y la adicción al Whatsapp y a las redes sociales en muchísimas personas que se acuestan y se levantan mirando los mensajes.
El mensajero cuenta con más de dos mil millones de usuarios en el mundo y se convirtió en una herraienta fundamental para comunicarse con el mundo exterior, desde padres, hermanos, trabajo, amantes e hijos. Todo pasa por el Whatsapp. Hoy los argentinos de todas las edades están pendientes si te clavan o no el visto a un mensaje qu uno mando o al sonido que te entró un nuevo mensaje.
El problema comienza, según los expertos, en saber si te convertís en un adicto al Whatsapp o a la redes sociales o si simplemente es una herramienta más en esta época de aislamiento social. Hay gente que se pone ansiosa si no recibe un mensaje o si alguien tarda demasiado en ponerle un visto o simplemente en responder.
Hay gente que apoya el celular al lado del plato de comida para estar al tanto de algun mensaje o se pone a contestar en el medio de una película que al ser en otro idioma pierde parte del subtitulado y después pide volver hacia atrás. .
Muchos mientras se duchan tienen el celular en el baño para escuchar si entró algún mensaje y todo eso lleva a “descuidar” sus vinculos reales con las personas que estan a su lado, desde su pareja a sus hijos o padres.
Otra característica es que el adicto a Whatsapp siente la obligación de leer, responder y opinar sobre todo lo que se intercambia en los grupos, lo cual lleva a tomar decisiones sin el debido tiempo de reflexión: son víctimas de la falsa creencia de que la instantaneidad manda. Eso lo vemos hoy en día en los politicos que opinan al instante de cualquier tema en la red social Twitter.
Según los expertos hay formas de frenar esa adicción a la mensajería instantanea:
-Establecer tiempos para el grupo familiar o laborar
-Dar vuelta el celular y ponerlo en vibrador para no estar atento al mismo
-ponerse horarios fijos para chequear información o estar en las redes sociales. Hay estudios que dicen que la gente continuamente entra a Instagram.
-Tener menos grupos o silenciarlos, cosa de no estar al tanto en cada instante que entra un mensaje. Si el grupo no es relevante salir del mismo, dejar solo los esenciales.
-No responder mensajes laborales durante todo el día. Poner un limite como lo plantea la nueva Ley de Teletrabajo.