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19 abril, 2024
PAÍS

Larreta busca probarse el traje de candidato a presidente, mientras esconde sus miserias

Siempre se habla con insistencia -y muchas veces con mala fe- sobre las internas del peronismo o más concretamente respecto al Frente de Todos, fabulando constantemente acerca de enfrentamientos entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Sin embargo, las fuertes disputas en las filas de Juntos por el Cambio vuelven a subir la temperatura en torno a quién terminará tomando las riendas como figura de la oposición: hoy por hoy es la figura de Horacio Rodríguez Larreta la que sigue fortaleciendo su perfil de número uno, y amenaza por correr del escenario a Mauricio Macri o a Patricia Bullrich.

En los últimos días, fue más que evidente el protagonismo que ganó el jefe de Gobierno porteño, levantando irresponsablemente la bandera a favor de la educación y la no interrupción de las clases presenciales, a pesar de estar atravesando el peor momento de la pandemia, en cuanto al crecimiento incesante de contagios y muertos por el avance del coronavirus.

Y un dato no menor, es que gracias al brutal blindaje que recibe por parte de los grandes medios periodísticos, a Larreta ya lo muestran con el traje de candidato presidencial para 2023.

Por ejemplo, suma elogios inusitados en los principales medios por su política sanitaria frente a la pandemia, a pesar de que Buenos Aires tiene mucha mayor cantidad relativa de contagios y mortalidad que, por ejemplo, San Pablo.

Pero se sabe que no será tarea sencilla ese camino. Para empezar, deberá desplazar a Macri del liderazgo de Juntos por el Cambio. El ex presidente lleva tres años con una imagen negativa en torno a 60 %, pero para el núcleo opositor (que le dio 32 % de los votos en las PASO de 2019), sigue siendo el principal referente. Larreta necesita elevar ese techo, pero no puede prescindir de lo que hoy Macri considera como propio.

Se suma a esto una cuestión como es la centralidad de Buenos Aires, y otra vinculada al voto no peronista. “El kirchnerismo se construye sobre un liderazgo positivo. Sus adherentes creen que Cristina Kirchner es la líder que necesita el país. En cambio, el voto no peronista orbita en una identidad negativa. Su sector principal elige liderazgos en relación al rechazo al peronismo y a quién está en mejores condiciones de vencerlo, por lo que es lógico que las candidaturas surjan de Buenos Aires”, bastión del no peronismo, sostiene Lucas Romero, director de la consultora de opinión pública Synopsis.

Claro que la radicalización de Macri hacia terrenos de la ultraderecha facilita a Rodríguez Larreta la búsqueda del imprescindible voto centrista, mostrándose como un moderado y representante de las palomas, en contraposición a su rival interna Patricia Bullrich.  

Pero al mismo tiempo, las posturas se han radicalizado de tal manera en esa alianza que para Larreta queda demostrado que esos movimientos que muestra, son bien leídos por sectores centristas, pero al mismo tiempo generan rechazo en las redes sociales por parte de los macristas de línea dura.

Mientras tanto, la impronta ejecutiva del jefe de Gobierno, bien valorada por la mayoría de los porteños, muestra lo que a los habitantes de la Ciudad tanto les gusta: peatonalización de calles céntricas, baldosas, pavimento, edificios premium, derribo de casas con valor arquitectónico, comercialización de espacios públicos frente al río, Policía de mano dura, flores en las plazas y rejas.

La contracara del supuesto “progreso” de Larreta es un subterráneo transformado en un calvario –en 2007 el macrismo prometió 11 kilómetros de nuevas líneas por año y lleva 11 kilómetros en 14 años al mando de la Ciudad–, además de una exigua construcción de viviendas, menos espacios verdes y retroceso ostensible de la salud y la educación públicas frente a la oferta privada.

El hecho es que más allá de lo que intenten transmitir públicamente, el vínculo entre ex presidente y el alcalde porteño sigue en una especie de guerra fría. Si bien ninguno de los dos está dispuesto a aceptar que hay una competencia por el liderazgo del espacio, eso está planteado en los hechos.

Por ahora, la desconfianza los domina, y más allá de algunas forzadas coincidencias, lo cierto es que mientras Larreta se siente más cómodo con el ala dialoguista de Cambiemos, Macri, en cambio, eligió mantener una línea más dura y radicalizada que se puede ver en cómo responden sus principales voceros, Patricia Bullrich y Miguel Ángel Pichetto.

Y a esta altura, ya no pueden disimular que tanto uno como otro se están disputando el rol de la jefatura de la oposición y, a la vez, quién tendrá el poder de influir en las candidaturas y de definir el perfil que adoptará Juntos por el Cambio en las elecciones legislativas de 2021.

Larreta, junto con María Eugenia Vidal, Cristian Ritondo, Rogelio Frigerio y Emilio Monzó, cree que la etapa de Macri ya está terminada y que, como parte de una autocrítica todavía pendiente por los errores de su gestión, debería dejar el liderazgo en manos de otros dirigentes.

El ex presidente, en cambio, considera que el 41 % que lo votó hace un año y medio reclama la presencia de una fuerza opositora que sea implacable contra los avances del Gobierno y que él es quien está en mejores condiciones de representar al electorado antikirchnerista. Está convencido de que los que se perfilan como sus rivales internos les niegan el reconocimiento a muchos logros de su gestión y que, con su moderación, además, permiten que Cristina Kirchner siga manejando la agenda de la política nacional.

Después del cimbronazo que representó la derrota electoral de 2019, los equipos de cada uno quedaron a la vista. Cuando en algún momento se dé la orden de formar filas, habrá una división clara en el Congreso, en la interna PRO y en las distintas fuerzas que forman parte de Juntos por el Cambio.

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1 comentario

laculpaesdelagente 20 abril, 2021 at 1:30 pm

Claro, la culpa es de los porteños que eligen a Larreta. Seguro que el peronismo porteño no tuvo nada que ver en todos los negociados de la ciudad, la culpa es de la gente.

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