Presidente, si hay que comer “pan negro” lo haremos pero no se gana “una guerra” con buenos modales

Nadie le pide a nuestro presidente que sea Juan Domingo Perón, quien no dudo en tomar todas las medidas necesarias y anunciarlas por radio, luego que el país se quedara sin trigo y hubo que fabricar “pan negro”.

Solo se le pide al presidente que esté más cerca de Néstor Kirchner que de Fernando De la Rúa. Que tome las medidas que haya que tomar. Sí cree que con buenos modales  va a poder negociar con Paolo Rocca, Héctor Magnetto o Luis Pagani de Arcor -en el último año tuvo ganancias del 142%- estamos fritos. Volverá al poder el macrismo en el 2023.

Llamar a una mesa con empresarios y ruralistas para bajar la inflación no sirve. Los alimentos aumentaron un 9 por ciento en febrero. Ni hablar de los productos frescos como tomates, lechuga o cebolla que aumentaron más del 20 por ciento. Hay que tomar medidas profundas y cambiar las reglas de juego con los especuladores.

Un poco de historia. Luego de la pérdida de tres cosechas seguidas (49-50, 50-51 y 51-52), Antonio Cafiero, el joven ministro de Perón, decidió  mezclar trigo con centeno y mijo para que la gente pudiera comer pan. Se lo llamó “pan negro”, hoy  en la mesa de todos los argentinos pero en aquel momento horrorizó a la clase media y a los vecinos de Recoleta. Cafiero contó que se lo llevó a Perón y  el general comentó que “es un poco más oscuro, ¿lo van a poder comer todos?”. “Sí claro, General”, respondió Cafiero. El presidente probó el pan y afirmó con su sabiduría: “Está bien, esto debe hacer bien a los intestinos”. La derecha enloqueció y lo llamó “pan cabecita” pero hubo pan en la mesa de todos los argentinos.

Para no irnos tan lejos, es bueno recordar a Néstor Kirchner cuando decidió pedir el juicio a los miembros de la Corte, luego que Julio Nazareno amenazara la presidencia en 2003. Aníbal Fernández contó que el presidente lo llamó y le dijo:  “voy a pedir el juicio a la Corte”. Aníbal puso cara sería y el presidente le pregunto si “lo asustaba”. Aníbal le respondió: “No, no me asusta, lo que te pido es que me digas que no volvemos para atrás”. Néstor fue contundente: “Nunca ¿qué es el poder?, ¿los granaderos, el helicóptero, la quinta de Olivos? Si eso es el poder me voy a mi casa”.

El presidente Fernández afirmó hace unos días que estabamos en guerra contra la inflación. En el discurso de anoche invitó a los empresarios y  los formadores de precios a sentarse en una mesa. No se gana una guerra “conversando” con los especuladores. Se gana con unidad y la gente en la calle.

Es prioritario que el presidente y la vicepresidenta se reúnan a solas, discutan lo que haya que discutir y tomen las medidas necesarias para frenar la inflación. Los queremos juntos en cadena nacional y con un millón de argentinos en Plaza de Mayo. Es la bala de plata del Frente de Todos.