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19 abril, 2024
PAÍS

En el peor momento del Frente de Todos aprendamos de lo sucedido en Brasil si queremos ganar en 2023

Por Alfredo Silletta

El triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva se festejó en Brasil pero con un sabor un poco amargo al ver que Jair Bolsonaro superó los 43 puntos. La derecha demostró que, pese al desastre en la pandemia y su desprecio por los derechos humanos, todavía da pelea para la segunda vuelta y contará con muchos miembros en el Congreso, si el PT gana, como se espera, en la segunda vuelta.

Más allá que las realidades económicas y sociales son muy diferentes en ambos países, hay algunos puntos a tener en cuenta si el Frente de Todos quiere ganar las elecciones del próximo año en Argentina.

Bolsonaro tomó una serie de medidas, que el establishment argentino tildaría de populistas, que permitieron frenar la inflación y que la economía crezca, además de una ayuda social muy fuerte con dinero que llegó a las familias de bajos ingresos. El Bolso Familia es hoy de 600 reales, unos 110 dólares.

Para frenar la inflación decidió bajar el impuesto al combustible en un acuerdo con Petrobras más una baja de impuestos que permitió un crecimiento de la economía y un aumento del empleo.

El Frente de Todos está en su peor momento. Una líder que sufrió un atentado con un arma en su cabeza, la inflación superior al 7 por ciento mensual y los salarios que no alcanzan para los alimentos básicos. Hoy en la Argentina un 36,5% de la población es pobre, lo que implica unos 17 millones de personas y de ese porcentaje unos 4 millones son indigentes (8.8%). La vicepresidenta fue clara en un par de tuits, al  pedirle al ministro de Economía que es necesaria una política de intervención más precisa y efectiva para reforzar la seguridad alimentaria en materia de indigencia, además de recordar que las empresas hay aumentado muy fuerte sus márgenes de rentabilidad.

Si el Frente de Todos quiere ganar las próximas elecciones debe cambiar radicalmente sus políticas, olvidarse de lo que diga el establishment económico, la oposición y los medios hegemónicos.

El gobierno tiene el poder del Estado y debe usarlo. Hay que bajar la inflación sí o sí.  Para eso hay que llegar a un acuerdo con las alimentarias: baja de impuestos a las empresas de alimentos y congelar los combustibles por seis meses, a partir de una decisión unilateral de YPF (el país tiene el 51%). Como prestación las empresas deben bajar drásticamente el precio de los alimentos. En caso de no cumplir, ley de abastecimiento y la AFIP en todas ellas. El acuerdo con el campo funcionó a partir del dólar soja, con estos beneficios de baja de impuestos y baja de combustible debería funcionar un acuerdo con las empresas por seis meses.

Paralelamente un aumento significativo en todos los planes sociales y en las jubilaciones, más un bono obligatorio para el sector formal del trabajo. Hay que recuperar ese 20% de caída del salario durante el macrismo y la pandemia. A partir de la baja del combustible congelar el precio del transporte publico y frenar los aumentos en las tarifas.

Hay que poner un dólar recontra alto para el turismo. Si querés viajar al exterior o ir al mundial que sea con tus dólares, no con los dólares del banco Central. Paralelamente hay que llegar a un acuerdo con la banca para bajar la tasa de interés que hoy llega al 75 por ciento. No hay crédito posible con ese número.

Luego de perder las elecciones en 2009, Cristina Kirchner escuchó la propuesta de Amado Boudou y estatizó la AFJP, lo que luego permitió crear la Asignación Universal por Hijo y el Plan Conectar Igualdad.

El presidente Fernández, su vice y su ministro de Economía deberán tomar medidas drásticas, olvidarse lo que quiera el establishment económico o el FMI. O tomamos medidas contundentes o perdemos las elecciones.

Hoy la dirigencia y la militancia del Frente de Todos esta caída, se siente derrotada para las elecciones del 2023. Perdió las esperanzas y la perspectiva de la militancia. Hace unos días un dirigente  comentaba que muchos creen que la reconstrucción del movimiento nacional es el croquis que se le asigna a los lugares de los dirigentes en las sillas de los actos o en el color de la cinta que le otorgan. Lo vimos los otros días en el acto de Máximo Kirchner en Morón: sin pulserita no entrabas y eso lo convirtió en un acto demasiado frío.

El gobierno debe tomar medidas concretas para frenar la inflación, mejorar los ingresos, le guste o no al establishment y Cristina, la líder del movimiento nacional, debe salir a recorrer todo el país. Después se verá si ella es o no candidata.

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