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29 marzo, 2024
PAÍS

Con un llamamiento a la épica, Macri transparenta el brutal ajuste que se viene

El presidente Mauricio Macri convocó este mediodía a referentes de distintos sectores de la política y de la economía a iniciar “una épica fundacional, destinada a lograr consensos básicos” que les permitan a los argentinos a “trazar un camino de futuro” que tenga como objetivo lograr un descenso sostenido de la pobreza.

Durante un discurso pronunciado en el Centro Cultural Kirchner ante referentes de los tres poderes del Estado, el mandatario pidió: “Tenemos que avanzar en reformas en donde cada uno ceda un poco, empezando por los que tienen poder, y no sólo hablo de la política”.

Estamos reunidos por todas las deudas que todavía tenemos. Hace una semana los argentinos mostraron su decisión de cambiar. Un cambio impulsado por las voluntades y deseos de los que se jugaron por la verdad, el crecimiento y una mejor vida para todos. Estamos dando pasos firmes para seguir creciendo.

El mayor objetivo es terminar con la pobreza. La herramienta más valiosa es la fuerza emprendedora del pueblo argentino. Somos la generación que está cambiando la Argentina para siempre.

Buscaremos el diálogo y sobre todo, la paz. Si no hay consensos básicos, no habrá inversiones ni seguridad jurídica, ni una verdadera salida de la pobreza y la desigualdad. Hay que mirar al futuro. No hay que tenerle miedo a esta idea, porque la idea es poder crecer.

Lamentablemente hay grupos que usan el miedo. No estamos condenados a que se repita nuestra historia de fracasos. Lo que complica nuestro desarrollo son nuestras propias limitaciones. Hoy podemos decir que los argentinos maduramos y que entendimos que todos los problemas tienen solución.

El cambio es una actitud. Transformar es lograr resultados. Hay que crear una agenda de reformas permanentes. Debemos superar nuestras trabas. Durante muchos años vivimos presos de la lógica autocomplaciente del fracaso. No se trata de negar nuestra historia.

Para salir de la pobreza tenemos que organizarnos y ser protagonistas de esta transformación. Para eso los convoco a lograr consensos básicos, para alcanzar una Argentina más justa e integrada.

Tenemos que avanzar en reformas donde cada uno ceda un poco. Debemos hacerlo en base a la confianza, la verdad y la buena fe, abandonando etiquetas que nos permitirán que ese diálogo fluya. Ya no hay excusas para no animarse. Es ahora o nunca.

Hoy quiero proponerles tres ejes: el primero, la responsabilidad fiscal, la inflación y los impuestos.

– No podemos gastar más de lo que recaudamos. Debemos reducir la carga tributaria, con impuestos equitativos y sustentables. Tenemos que comprometernos en todos los niveles de gobierno, con un equilibrio entre la Nación y las provincias. No es nuestro dinero el que nos toca administrar, por lo que debemos hacerlo responsablemente. Los convoco a pensar en soluciones duraderas a los gobernadores.

Las reglas claras nos permitirán seguir trabajando en obras de infraestructura que tanto necesita el país. El esfuerzo para reducir el gasto público es mayúsculo, pero es una deuda para las futuras generaciones. Es imprescindible poner en orden las cuentas públicas. Queremos cuidar a quienes puedan sufrir la transición, y que todos valoren el equilibrio fiscal. No nos gusta endeudarnos. Este año la inflación será la más baja desde 2009. No se puede aspirar a la reducción de la pobreza si no bajamos la inflación. La inflación alta castiga a la mayoría, arruina el ahorro y sólo unos pocos privilegiados pueden protegerse de ella. Compromiso de todos para que nunca más volvamos a tener inflación, con una moneda fuerte. Cuando más previsibles seamos, más créditos habrá para todos.

Lamentablemente tenemos impuestos demasiado altos, engorrosos y no equitativos, además de evasión fiscal, que castiga a quienes producen y dan trabajo formal. Queremos avanzar con las provincias y los municipios, para hacer un sistema más simple. El miércoles presentaremos proyecto de reforma tributaria.

Llegó el momento de empezar un diálogo serio sobre el sistema jubilatorio. Sabemos que nuestro sistema no es sustentable y que esconde grandes desequilibrios. El sistema seguirá siendo universal y de reparto. Mientras, presentaremos algunas propuestas para la transición.

– El segundo, favorecer el empleo. Necesitamos más y mejores trabajos privados para millones de argentinos, por lo que hay que avanzar hacia un nuevo esquema. No hay otro camino. En los próximos días presentaremos iniciativas orientadas a mejorar la capacitación y crear nuevas formas de contratación. Seguiremos combatiendo los excesos en la mafia de los juicios laborales, uno de los principales enemigos para la creación de trabajo. Podemos competir exitosamente con los mejores del planeta, pero no podemos pedirle eso a las empresas, si las reglas no son claras. Simplificamos normativas para dejar atrás a un Estado burocrático. Las empresas tienen que concentrarse en producir e innovar, animarse a modernizarse y a competir. Los beneficios deben llegar a la gente. Seremos implacables cuando se burlen las reglas en perjuicio de la gente. Tenemos que salir al mundo y competir. No podremos salir de la pobreza si no somos un país exportador.

– Tercero, fortalecimiento institucional, para lograr un Estado que esté al servicio de los argentinos, con reformas en la Justicia y en el sistema electoral, para prevenir y castigar a la corrupción. El cambio comienza por uno. Hay que ser respetuosos del Poder Judicial y rendir cuentas ante el Congreso de la Nación. Desde el comienzo comunicamos nuestros actos a la población. Estamos construyendo un Estado moderno, abierto, transparente y democrático. Queremos consolidar estos avances. En definitiva se trata de un cambio cultural, con instituciones en las que la sociedad confíe. Queremos un país donde la corrupción sea intolerable.

El compromiso con la transparencia es una decisión que debe ser adoptada por los tres poderes del Estado. La Justicia ha iniciado un proceso de reconversión. Cada día debe seguir mejorando, nada más solidario y equitativo que una justicia que trate a todos los ciudadanos por igual.

Hay recovecos donde hay amigos y familiares de funcionarios de todos los gobiernos. Biblioteca del Congreso de la Nación, con más de 1700 empleados en los últimos años. O en las legislaturas provinciales. Estas estafas se tienen que terminar. No hay más espacio para armar kioscos para los amigos de la política. O en organismos como la Procuración o el Consejo de la Magistratura, con sueldos elevadísimos. Otro caso, el de las obras sociales. Sobre un total de 280, 240 representan sólo al 30 % de los trabajadores. La sociedad argentina en su conjunto invierte mucho en salud. Invitamos a dialogar a nuestra dirigencia sindical, para resolver tantas incongruencias. No puede haber más de 3 mil sindicatos en la Argentina. Necesitamos organizaciones fuertes y transparentes.

Mejorar el Estado es poner la política al servicio de la gente, y no de sus propios intereses. En todos estos ejes tenemos propuestas concretas que iremos presentando en las próximas semanas.

Tenemos que dar el ejemplo. El único rival que tenemos son los problemas de los argentinos, para superar la resignación y el miedo. Debemos acercarnos a una Argentina potente y maravillosa, sin distinciones ni privilegios, pero con oportunidades para todos.

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