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La Plata
22 noviembre, 2024
"SIN RED"

Sebreli recargado: su odio contra Maradona no tiene límites, y dice que triunfó gracias a la mafia italiana

Juan José Sebreli hace tiempo que optó por abandonar su prestigio, para volcarse definitivamente a destilar odio y rencor, y para eso, nada mejor que disparar contra la figura de Diego Maradona, aprovechando de manera nefasta la muerte del astro para descargar tanto desprecio.

Bajo el título “El otro costado de Diego Maradona”, el “intelectual” macrista, a días de cumplir 90 años, se despachó con que Diego “no hubiese llegado a ser lo que fue sin Nápoles”, ya que “en el pobre y supersticioso sur italiano las condiciones estaban dadas para su éxito: la religiosidad popular, adepta a santificar ídolos, era propicia para la idealización de un deportista caótico”.

Y dispara: “La mafia local, conocida como la Camorra, fue una pieza clave para su consagración, ya que el grupo delictivo fue su auspiciante, relación que le ganó la simpatía de los barrios pobres, dependientes de la mafia, que al mismo tiempo practicaban una devota religiosidad”.

Por otra parte, señala que “este personaje encarna, para el nacionalismo populista, el mito de la identidad nacional. Para las clases bajas, el mito del mendigo que se transforma en príncipe. Para los intelectuales de izquierda, el mito del rebelde social; para la juventud contracultural, el mito del transgresor”.

Y agrega: “La construcción de un Maradona de izquierda fue un invento del periodismo progresista, ya que él era carente de toda cultura política. Esto no fue un impedimento para que la izquierda populista lo tomara como un referente. Fidel Castro y Maradona, dos obsesionados por la fama, se usaron mutuamente, y descubrieron que la propaganda recíproca era beneficiosa para ambos”.

Según Sebreli, “cuando lo invadía demasiado el lado nocturno y maldito, Maradona se refugiaba en su lado convencional, sensiblero, pequeñoburgués, representando el papel de buen hijo, buen padre, buen esposo -“lo primero es la familia”-, buen cristiano, pecador arrepentido, ex descarriado que buscaba la buena senda”.

Y sigue: “Tampoco fue ético como deportista. No solo se jactó de hacer un gol con la mano. En una entrevista en el año 2004, para el programa Mar de fondo, Maradona se reía al recordar cuando el utilero de la selección argentina, Miguel Di Lorenzo -conocido como “Galíndez”-, en la semifinal del Mundial de Italia 1990, en un partido contra Brasil, les dio de beber a los rivales un bidón de agua con somníferos”.

En el colmo de su mala fe y recurriendo a una atroz mentira, el sociólogo y filósofo lanzó que “en una ocasión en que fue invitado a entrar a la casa de Gran Hermano, llevó para repartir un inesperado souvenir para cada participante: bolsitas con droga”.

Por último, dijo que “ni en su final Maradona se vio libre de ser utilizado políticamente por el kirchnerismo, que responsabilizó por los escándalos de su velorio al gobierno de la ciudad de Buenos Aires”, y que “él se hubiese sentido muy a gusto con el velorio caótico y violento auspiciado por el gobierno nacional en vez de uno apacible e íntimo, como había sugerido su familia”.

 

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