La historia secreta del ‘Plan V’ que Vidal no se atreve a contar en su libro

Más allá de temas menores sobre si la tapa del libro de María Eugenia Vidal es una copia del libro de Michelle Obama, lo importante es centrarnos en el texto del libro. En los primeros adelantos publicados por los medios hegemónicos se destaca su opinión sobre el llamado Plan V y el no desdoblamiento electoral. La ex gobernadora dice “no me equivoque al no impulsar el desdoblamiento ni promover el Plan V”, ya que para mí “eso nunca fue le problema”.

La realidad es otra. A mediados de 2018, el Círculo Rojo, con el apoyo de los medios hegemónicos observó que por más plata que le entregara el FMI, la imagen de Mauricio Macri estaba en caída libre. De allí que comenzó a proyectar la candidatura presidencial de Vidal que se conoció como el Plan V.

La información del Plan V transcurría en los medios dominantes como un hecho real. Macri no tenía margen para ser reelecto y había que salvar la continuidad del proyecto neoliberal. Todos los días aparecían reportajes y notas sobre la genial gestión de Vidal, aunque quizás el momento más bizarro se dio con el editor de La Nación, Pablo Sirven y su frase: “Toc Toc, soy la historia, necesito que sea presidente”.

La gobernadora lo habló con Macri en noviembre de 2018 y el ex presidente le “aseguró” que se bajaría de la carrera presidencial si no mejoraba su imagen. Una típica mentira de una mente psicopática que no acepta perder ni a la bolita. La ex gobernadora dudó y para mantener la presión hacia la Casa Rosada le ordenó a su principal operador político, el presidente de la Cámara de Diputados, Manuel Mosca, que armara una Comisión Especial Bicameral para modificar el régimen electoral en la provincia de Buenos Aires y desdoblar si era necesario.

Vidal había decidido, con el apoyo del Círculo Rojo demostrar su autonomía y pelear la candidatura presidencial. Le duró poco. El presidente no le atendió más el teléfono y Marcos Peña avisó al Círculo Rojo que Macri no se bajaba. Empezaron a circular algunas carpetas y, en febrero, Vidal dijo públicamente que el candidato era Macri y que ella iría por la reelección en la provincia.

Más allá de aquellas palabras de febrero, el Círculo Rojo observaba la debacle del gobierno de Cambiemos y siguió presionando a la gobernadora que no perdía las esperanzas de ser ella la candidata.

A mediados de abril, Vidal almorzó con empresarios del Consejo Interamericano de Comercio y Producción, en el Hotel Alvear, y nuevamente le pidieron que sea la candidata presidencial al observar que Macri no repuntaba en las encuestas. En forma tibia, confiando todavía en su sueño presidencial, Vidal dijo que no y que el candidato era Macri y que ella iría por la reelección.

Mientas tanto, la ex gobernadora que asumía no tener la fuerza para romper con Macri,  decidió que desdoblaría las elecciones para tener más chances en la provincia y sacarse la mochila de plomo del ex presidente.

La respuesta del círculo presidencial fue brutal. Laura Alonso patrocinó una denuncia de una militante del PRO por abuso sexual contra el diputado Mosca ante la Oficina de Violencia Domestica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Fue el final de la carrera política del principal operador electoral de Vidal.

La ex gobernadora supo que el próximo carpetazo de los espías de la AFI caería sobre ella o su familia. Fue el fin del Plan V y del desdoblamiento electoral. Mosca tuvo que pedir licencia en la Cámara debido a la denuncia por abuso sexual y terminó su carrera política para siempre. Desesperada, Vidal tuvo que recibir a la víctima del diputado, quien se presentó en las oficinas de la gobernadora acompañada por Laura Alonso. El apriete en su estado más salvaje.

El Plan V que ahora Vidal reflota  en su libro, pensando en un Plan V en caso que Horacio Rodríguez Larreta no llegue en 2023, nunca tuvo asidero. Fue sólo un sueño, de creer lo que le decían los periodistas que recibían grandes pautas publicitarias  y empezar a creer que su gestión había sido maravillosa. El Toc Toc, la historia le pide que sea presidenta, nunca pasó por la mente de Macri, como antes sucedió con Gabriela Michetti que quiso ser la jefa porteña y terminó moviendo la campanita en el Senado.