Las Multinacionales de la Fe y un ataque virulento a la serie El Reino

Luego del gran éxito de El Reino, la serie argentina escrita por Claudia Piñeiro sobre la vinculación política entre la derecha y las iglesias evangélicas para la toma del poder, hubo una fuerte reacción de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la Republica Argentina (ACIERA), una organización muy conservadora que cuestionó duramente a la escritora.

En el comunicado atacan a Piñeiro culpándola por su “militancia feminista” y por inventar una ficción con “el fin de crear en el imaginario popular la percepción de que quienes lideran esas comunidades religiosas sólo tienen ambiciones de poder o de dinero”. Por suerte, la comunidad artística y la misma Piñeiro reaccionaron rápidamente contra el intento de censura. “Comparten una agenda de conservadurismo, de no aceptación de determinados derechos de las personas, estar en contra de la ESI, del aborto, de la ley del matrimonio igualitario”, expresó Piñeiro.


“El evangelista Billy Graham señala que puede predicar en una sola noche todo lo que el discípulo Pablo hizo en su vida. En realidad, mientras las estimaciones históricas ubican la cantidad de oyentes de Jesús a lo largo de toda su vida en no más de treinta mil personas, la Iglesia Electrónica, con el aporte de los satélites, permite que mil millones de personas puedan ser alcanzadas simultáneamente por el mensaje del Evangelio”. Con estas palabras comenzaba hace 25 años atrás mi libro Multinacionales de la Fe -Religión, sectas e Iglesia electrónica- dónde intenté demostrar que un nuevo fenómeno de dominación se esparcía sobre América Latina.

Aquel libro, el tercero sobre grupos religiosos o de manipulación psicológica, contaba la alianza entre los telepredicadores, muy populares en los años sesenta y setenta en los Estados Unidos, en una alianza con la Nueva Derecha -The New Right- que llevó al triunfo a Ronald Reagan en 1980.  Esa alianza permitió crear grandes corporaciones religiosas que se encargaron de movilizar a miles de ministros pertenecientes a iglesias locales que sirvieron como presión para que la administración Reagan defienda sus valores conservadores y cristianos. Ese factor político-religioso se consolidó durante años y fue fundamental en el triunfo que llevó a la presidencia a Donald Trump.

Ese mismo poder de los años ochenta fue clave en la penetración ideológica en todo la América Latina, especialmente en América Central donde el sandinismo había tomado el poder en Nicaragua en 1979.  El fenómeno se expandió en América Latina y creció de manera exponencial en Brasil. Allí la penetración se dio de la mano de la Iglesia Universal del Reino de Dios, fundada en 1977 por Edir Macedo, que se proclamó “Obispo”. Hoy la iglesia está en decenas de países pero en Brasil ha logrado un crecimiento gigantesco con miles de templos, dueños de diarios, revistas y la poderosa red televisiva TV Récord que compite mano a mano con O Globo.  La exitosa novela Jesús, que se dio hace poco en la Argentina, fue producida por esta cadena. Primero tuvieron legisladores en distintos estados y finalmente produjeron el hecho político  más importante de llevar a la presidencia a Jair Bolsonaro.

La doctrina principal  del Obispo Macedo es la lucha contra los demonios y la teología de la Prosperidad. En todos sus templos se practica la liberación de demonios en los fieles. En sus centros se ora por la liberación de espíritus, tales como hechicería, adulterio, fornicación, celos, pleitos, envidias, borracheras, etc. En uno de sus libros el obispo Macedo dice:  “Hay algunas enfermedades que caracterizan posesión (por el diablo): la neurosis, dolores de cabeza constantes, el insomnio, temor, desmayos, o ataques; deseos suicidas, las enfermedades que los doctores no pueden descubrir, vicios y depresión”.

El otro elemento central de la Iglesia Universal es la teología de la Prosperidad. Los fieles deben entregar sus diezmos para no ser conducidos a las garras de Satanás. Un pastor dice sin vacilar: “Hay una guerra adentro de cada uno de nosotros. Dios quiere que usted dé, pero el diablo sostiene su billetera. Venga, venga ahora. Mañana usted podría estar muerto. Si usted no paga a Dios, usted paga al diablo”.

Argentina es quizás el único país donde el fenómeno evangélico en sus diversas variantes no ha logrado conformar un alianza con la derecha para intentar la toma de poder como si lo han logrado en otros países del Latinoamérica. Hubo y hay intentos como los de Cynthia Hotton, una ex diputada que conformó el partido Valores para mi País y actualmente es candidata por el partido NOS.  En Santa Fe los evangélicos llevaron de candidata a diputada provincial a Amalia Granata pero la alianza duro poco y hoy la mediática se incorporó al PRO. Por su parte, el grupo evangélico formó Una Nueva Oportunidad, bajo el liderazgo del pastor Walter Ghione, integrantes de ACIERA.

Hoy parece difícil que prospere una alianza entre el establishment económico y las iglesias evangélicas como en el resto de América Latina. El macrismo lo intentó varios veces y fracasó. En el año 2016, el ex presidente Mauricio Macri recibió al tele evangelista Luis Palau en Olivos. El amigo de George Bush felicitó a Macri por su “apertura al mundo” y le dijo que “siempre rezamos por usted”. Por suerte, Dios no lo escuchó.

Más allá que en la Argentina no se ha producido un vínculo fuerte entre la derecha conservadora y los evangélicos, como ha sucedido en América Latina, siempre hay que estar atentos.



*El autor publicó los siguientes libros sobre religión y grupos de manipulación: La secta Moon. Como destruir la Democracia (1985), Las Sectas invaden la Argentina (1986), Multinacionales de la Fe (1988), Tú eres el amor de Dios (1990), Sectas. Cuando el paraíso es un infierno (1992), La Nueva Era en la Argentina (1993), La ofensiva de las sectas (1995)  y Shopping Espiritual (2007).