“Las buenas noticias, en la mayoría de los casos, se dan en voz baja”, repiten como un mantra los intendentes y referentes políticos del peronismo en el conurbano, donde si fueran hoy las elecciones se ganaría ampliamente frente a una oposición de Juntos por el Cambio que no logra remontar en la intención de votos.
En ese vasto territorio que habitan unos 12 millones de bonaerenses, el peronismo mantiene su piso histórico cercano al 45 por ciento de los votos y con posibilidades de crecer como sucedió en las elecciones de 2019. En aquella jornada el peronismo obtuvo en la Tercera sección un 60% de votos contra el 30% de Juntos por el cambio y en la Primera el FdT logró el 52% conta el 37% de la oposición. Merece destacarse que en la debacle del 2021, en la Tercera se ganó 44% a 32% y en la Primera se perdió 39% a 38%.
Es bien sabido que los jefes comunales miden en sus territorios y además usan el olfato político al hablar con los vecinos, una realidad cotidiana muy diferente a lo que expresan los medios hegemónicos. Como ejemplo, en la última elección para gobernador, afirmaban los diarios que María Eugenia Vidal arrasaba en las elecciones y perdió por 17 puntos frente a Axel Kicillof y su viejo Renault Clío modelo 2011.
Hoy por hoy el peronismo en la Tercera sección electoral y se mantiene muy competitivo. Merece destacarse, más allá de la experiencia de los jefes comunales como Jorge Ferraresi, Martín Insaurralde, Fernando Espinoza, Mariano Cascallares, Juan José Mussi, Mario Secco y la joven Mayra Mendoza que hoy le saca una importante ventaja a Martiniano Molina, que la diferencia central está en la gran cantidad de obras que mejoran la vida de los vecinos.
En la Primera sección, el peronismo está muy bien en San Martín, Malvinas Argentinas, Merlo, Tigre, Escobar, San Fernando y Hurlingham. Como es habitual la tiene difícil en San Isidro, Vicente López y deberá pelearla en Morón, Tres de Febrero y San Miguel. Aquí también hay jefes comunales y referentes con mucha experiencia como Gabriel Katopodis, Sergio Massa, Julio Zamora, Leo Nardini, Gustavo Menéndez o Ariel Sujarchuk.
Los puntos a favor del oficialismo es la gran cantidad de obras que se ejecutaron con recursos que llegan tanto de Provincia como de Nación. Los vecinos perciben las mejoras en asfalto, en escuelas o en salitas sanitarias, cosas que no existió durante los gobiernos de Macri y Vidal. Los puntos en contra son los bajos salarios y una inflación descontrolada desde hace mucho tiempo.
Por su parte, en Juntos por el Cambio no hay figuras importante para atraer votos. Diego Santilli es el único que mide entre 15 y 20 puntos y los demás candidatos como Cristian Ritondo, Javier Iguacel, Joaquín De la Torre o Néstor Grindetti no figuran en el radar de la gente. Algunos referentes plantearon una alianza con los libertarios pero la repuesta de Milei fue contundente: “Es un rejunte de miserables arrastrados por un cargo”.
La novedad que reflejan los intendentes es el crecimiento que va de un 12 a un 20 por ciento en la figura de Javier Milei. Lo llamativo es que mucho de ese voto a los libertarios está en un 20 por ciento de gente indecisa que no sabe/no contesta, lo que se dice un voto bronca que podría terminar en los libertarios. No hay que descartar que si mejora el salario y se doma la inflación, mucho de ese voto “protesta” y “enojado con la política”, volvería a votar al peronismo.
El relevamiento positivo en el gran Buenos Aires se debe en parte a que el peronismo se maneja unido, con experiencia, obras reales, con una fórmula como la de Axel Kicillof-Verónica Magario muy competitiva y sin internas feroces, salvo el caso de Hurlingham donde Zabaleta y La Cámpora están en plena guerra.
La reunión de Merlo con Kicillof, Massa, Máximo Kirchner, Wado de Pedro y una veintena de jefes comunales sirvió para mostrar que están enfocados en que la provincia no vuelva a manos de Juntos por el Cambio, recordando que durante la pésima gestión de Vidal, los bonaerenses sufrieron un deterioro enorme en materia de salud, educación, seguridad y falta de trabajo.