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19 marzo, 2024
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Reunión de la Mesa política del FdT: imperdible reproducción de diálogos y cruces de una noche picante

Desde “El cohete a la luna”, el periodista Horacio Verbitsky hoy publica una minuciosa e imperdible reconstrucción de los diálogos mantenidos entre la noche del jueves último y la madrugada del viernes por los 33 delegados del presidente Alberto Fernández, la vicepresidenta Cristina Kirchner y el ministro de Economía, Sergio Massa, en la sede del Partido Justicialista, en el marco de la puesta en marcha de la Mesa política del Frente de Todos.

Según Verbitsky, allí se habló con una sinceridad inusual, en términos muy duros y al mismo tiempo respetuosos, con una sola, repudiada excepción, destacando que la crónica que a continuación se reproduce, fue realizada con los aportes de media docena de sus participantes:

Abrió el encuentro Fernández en forma muy escueta. Dijo que se discutiría la estrategia electoral y que se utilizaría un instrumento muy efectivo, como las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).

El gobernador bonaerense Axel Kicillof dijo que los grandes medios trataban de instalar que el kirchnerismo daba por perdida la elección nacional e intentaba atrincherarse en la provincia de Buenos Aires. Expuso que eso era imposible, porque no se podía ganar la provincia de Buenos Aires si se perdía la Nación, y a la inversa. Por eso, añadió, la proscripción de Cristina y la posible candidatura de Alberto no le resultaban indiferentes. Luego leyó encuestas según las cuales la intención de voto de CFK para Presidenta en la provincia de Buenos Aires era del 35%, lo cual más que duplicaba las de Fernández y Massa sumados, con el 8% cada uno. Por eso es que la proscriben, es una estrategia electoral pensada para impedir la victoria del peronismo. No es lo mismo si Alberto va a ser candidato o no, por cómo rebota en mi distrito (en el que aspira a ser reelecto), agregó. Si el Presidente lo intentara, ningún ministro ni gobernador podría enfrentarlo, por el peso simbólico del cargo y la desproporción de recursos. Si dilatara la decisión, como planteó, y si sus números no mejoraran, podría dejar al FdT sin candidato ya sobre el cierre de las listas.

Para el jefe de gabinete, Agustín Rossi, no había que apremiar al Presidente, porque no había apuro. Puso el ejemplo de Brasil, donde Lula fue detenido cuando era el candidato favorito y la designación de Fernando Haddad para reemplazarlo no pudo impedir la derrota del PT. A su juicio, la decisión de Cristina de no ser candidata desmantelaba una maniobra equivalente. Pero esto implica aceptar que el peronismo vaya a las urnas sin su mejor opción. Agregó que Alberto debía seguir gestionando y que si desistía de su candidatura quedaría en un estado de debilidad. Agregó que enfrentaban a un sistema de poder, que incluía a los mercados, las Fuerzas Armadas, las de Seguridad, con sus articulaciones mediáticas y judiciales. (Al día siguiente, el propio Rossi dijo en una entrevista que Cristina estaba en todas las encuestas por encima de cualquier otra candidatura).

Hugo Yasky repuso que Cristina debía ser la candidata del FdT y pidió la adopción de un plan de lucha para romper la proscripción, a lo que adhirieron Sergio Palazzo y Mario Secco, quien dijo que no bastaba con la denuncia, que era necesaria una acción concreta.

El Presidente reconoció que no había ninguna expectativa de que la Cámara de Casación o la Corte Suprema revocaran la condena y la inhabilitación de la Vicepresidenta.

Rossi, Julio Vitobello, Victoria Tolosa Paz y Santiago Cafiero instaron a defender la gestión del actual gobierno. Vitobello dijo que Néstor Kirchner les había enseñado que la campaña se hacía con la gestión. Cafiero se quejó por los off the record, en un tono que para algunos resultó irritante. Aparte de ellos, sólo Héctor Daer ensayó una tibia defensa del gobierno. Tan tibia que al día siguiente, desde la mesa tendida por Luis Barrionuevo en Mar del Plata, dijo que allí podía comer por todo lo que no le dieron en la sede justicialista. “Sólo un vaso de agua”. Explicitó que también se refería a la situación económica y a la postergación de los cegetistas en la conformación de las listas de candidatos. Con la altísima inflación, no van a aflojar en las negociaciones paritarias, advirtió. También se pronunció en contra de una nueva candidatura de Alberto. Irónicamente, coincide en casi todo con el kirchnerismo.

El secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica, Abel Furlán, se dirigió en forma directa al Presidente: “Mis representados me dicen que si sos candidato, vamos a perder”. Tanto el Perro Furlán como Sergio Palazzo plantearon la pérdida del poder adquisitivo del salario como un problema central que condicionaba cualquier estrategia proselitista. El salario medio de los trabajadores metalúrgicos es de 110.000 pesos, contó Furlán. El gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora (quien fue electo como candidato de la UCR), completó la idea: “Si tuvieras posibilidad de reelegir, este ámbito no existiría”. Y agregó: “Es necesario hacer más peronismo. Tenemos que generar expectativa de futuro, y si vos sos el candidato todo va a girar sobre el pasado y acerca de tu gestión”. Los gobernadores Bordet, de Entre Ríos, y Arcioni, de Chubut, no hablaron. El del Chaco, Jorge Capitanich, dijo que su líder era Cristina y dedicó buena parte de su exposición a las reformas de fondo que considera necesarias, sobre medios de comunicación, restricción externa y Justicia.

El cruce más picante se produjo cuando el empresario gastronómico Fernando Navarro se quejó por los cuestionamientos al nuevo jefe de asesores, Antonio Aracre, que el Presidente sumó para ampliar el espacio. Pablo Moyano lo cortó en seco: “Ese chabón pide la reforma laboral. Es una locura sumar al gobierno a alguien que plantea la flexibilización del trabajo”.

El voluminoso Chino Navarro, quien hace dos semanas postuló la candidatura presidencial del gobernador cordobés Juan Schiaretti en un salto atrás de tres décadas, fue el único asistente que tuvo palabras provocativas contra la Vicepresidenta, una obsesión que comparte con Emilio Pérsico. “Para llegar aquí caminé 50 cuadras”, dijo, entre sonrisas de escepticismo. “Y en la calle nadie me preguntó por Cristina. Lo que les preocupaba era la inflación”. Varios se mordieron la lengua para no responder a semejante bajeza.

La senadora mendocina Anabel Fernández Sagasti dijo que el Presidente no podía ir a una PASO, porque entonces la campaña giraría en torno al debate de su gestión. Y, además, los recursos que el Poder Ejecutivo maneja crearían una condición de desigualdad con los demás precandidatos.

Siempre en primera persona del plural, para suavizar el contenido de su mensaje, Sergio Tomás Massa dijo que “perdimos mucho tiempo, porque en 2019 sabíamos cuáles eran los factores de poder, pero por la pandemia no supimos avanzar contra el poder real, y hoy estamos en una situación de debilidad». También dijo que un ministro de Economía no puede ser candidato y dejó implícito el final de la frase: si el Presidente lo es. Ya en otro tono, se quejó de que si un mes la inflación baja, es mérito de todos, pero si al mes siguiente sube, la culpa es del Ministro de Economía. “Si uno mete la mano en la mierda, la metemos todos”, exigió.

La intendenta de Moreno, Mariel Fernández, instó a no repetir el error de los años ‘70 “cuando desconocimos la conducción de Perón. Ahora tenemos que encontrar un entendimiento con nuestra conducción, que es Cristina”. Esto puede leerse como una respuesta a Navarro. En el Movimiento Evita, Fernández representa la militancia territorial y Navarro la burocracia de los despachos y los aviones. Esta interpretación se reforzó cuando la intendenta pidió reconocer también las cosas que hizo bien el gobierno nacional. Su querella no era con Alberto.

Wado de Pedro refutó la descripción de Rossi sobre la debilidad ante los poderes fácticos en que quedaría un Presidente que renunciara a su reelección (o al menos a intentarla): “Vos fuiste Ministro de Defensa el último año de Cristina y no tuviste problemas con las Fuerzas Armadas pese a que no tenía reelección posible. Pero ejercía el poder. Si el Presidente ejerce el poder, tampoco va a tener problemas”.

El vicejefe de gabinete Juan Manuel Olmos, quien junto con El Cuervo Larroque le dio forma final al documento sobre la Democracia sin Proscripciones, dijo que él se identificaba como nestorista. Máximo Kirchner le respondió que ese tipo de distinciones entre partidarios de Néstor, de Cristina y/o del peronismo carecía de sentido.

Como en un debate parlamentario, el hijo de ambos ex Presidentes Kirchner fue el último orador del bloque cuestionador. Al hablar con Alberto, lo trató de usted, en un tono tan crítico como respetuoso. “Todo lo que voy a decir aquí se lo advertí a usted en privado”, dijo, antes de cuestionar la gestión de Mr. MaGoo y el acuerdo con el FMI, mientras Fernández asentía con la cabeza. Agregó que el gobierno había respondido bien ante lo inesperado, como fue la pandemia, pero no ante lo esperado, la deuda y el Poder Judicial. En respuesta a lo que Cafiero había dicho de los off, dijo que le dolía el desgaste sobre Cristina por esa vía, porque una cosa es que te ataque el enemigo y otra cosa los propios. “No digan que no queremos ganar. Cristina tiene palabra, no como Randazzo”, fue uno de los estiletes que no se contuvo de lanzar. Retomó la reflexión de Rossi sobre el sistema de poder que enfrentaban, y dijo que “ese sistema también actúa dentro de nuestra interna. No todos padecemos la persecución y las causas judiciales”.

En la definición más significativa dijo que “no cuenten con nosotros para una PASO con el Presidente”, y agregó que si en 2003 la candidatura se hubiera dirimido de ese modo, el vencedor hubiera sido Carlos Menem. Concluyó deseando que “las virtudes conduzcan a las miserias”.

En el cierre volvió a tomar la palabra Alberto, quien dijo que valoraba todo lo que se había escuchado aunque con muchas cosas no estaba de acuerdo. Dio una visión rosada de la economía. “Estamos en recuperación, mejor de lo que pensamos. Vienen diez años de prosperidad”, que instó a no permitir que los capitalice JxC. Relativizó las afirmaciones de Axel sobre Cristina porque “no hay que confiar en las encuestas”. Pero a continuación dijo que desistiría de su candidatura si alguien midiera mejor que él, porque su preocupación es que gane el peronismo, no él. Afirmó que aun antes de su reconciliación con Cristina en 2018, había dicho que las causas en contra de ella eran mamarrachescas. “Lo aberrante no es la inhabilitación, sino la condena a una persona que es inocente”, agregó como en una clase de la Facultad de Derecho. “Me solidarizo con ella, cuenten conmigo en todo lo que necesiten”.

Cuando parecía que llegaba el final, esta frase provocó una respuesta tajante del Cuervo Larroque:

—No, Alberto, vos no te podés solidarizar como si se tratara de algo ajeno, cuando ella es el corazón de nuestra fuerza política.

—Perdón, me expresé mal— se disculpó el Presidente.

Como cierre, volvió a referirse a las PASO, y Larroque volvió a contestarle:

—Si vos querés ser candidato, no hay PASO. Nosotros no vamos a competir contra el Presidente.

 

 

 

 

 

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