La Plaza del 1A y el vergonzoso fallo de juez Bonadío para meter presa a la ex presidenta fue sólo un amor de verano para el gobierno nacional. El contundente paro nacional de la CGT y la economía que no repunta con más de un año de desplome anula cualquier sueño de “brotes verdes” que prometen los funcionarios del gobierno.
El país se paró ayer pero además está parado desde hace muchos meses. Aumentos de alimentos, de luz, gas, apertura de las importaciones con las consecuencias del cierre de pequeñas Pyme, los despidos, las suspensiones y un conflicto docente que no lograr frenar.
El presidente fue claro en un reportaje: “No hay Plan B” y si perdemos las elecciones “será un fracaso”. En la intimidad, reflejado por los medios hegemónicos amigos, el presidente afirmó “o los metemos presos o nos sacan del gobierno”. Afirmación temeraria de un presidente.
Desde la Jefatura de Gabinete hay esperanzas de ganar las elecciones en la provincia de Buenos Aires, más allá que ninguna encuestadora los afirma. Prometen que habrá miles de obras, pero por ahora no llegan y ya estamos en abril. La gobernadora María Eugenia Vidal, la esperanza blanca de la provincia, está siendo arrastrada por la mala imagen de Macri y por errores propios. Vacaciones paradisíacas en México con media provincia inundada y un mal cálculo en su lucha con los docentes. Creyó que con su “cara angelical” quebraba a los docentes pero ya son casi dos meses de conflicto y cuando parecía que los tenía, aparecieron dos jueces que le recordaron que no puede descontar parte del salario y además ayer una jueza le dijo al gobierno que llame a paritaria nacional.
El gobierno estaba seguro que el peronismo bonaerense se rompería. Primero intentó conformar una lista del “tren fanstasma” con Eduardo Duhalde, Jesús Cariglino, Mario Ishii y Alejandro Granados entre otros, pero no movieron el amperímetro. Luego mandaron a Emilio Monzó a convencer a Florencio Randazzo a que juegue por afuera, ofreciéndole todos los fierros, pero el ex ministro de Interior señaló que sólo irá por adentro. El grupo que lo apoya, compuesto por el Movimiento Evita, algunos intendentes del Grupo Esmeralda y la gente de Diego Bossio ya afirmaron que quieren ir a una PASO.
El randazzismo cree, que los sectores que no quieren que vuelva el kirchnerismo los votará. Grave error, nadie de Cambiemos o del Frente Renovador va a participar de la interna del peronismo porque les restaría votos a sus agrupaciones y con ello les disminuiría su potencial en las elecciones de octubre.
La gran mayoría del peronismo bonaerense compuesto por los principales municipios del Gran Buenos Aires, especialmente La Matanza, el Grupo Fénix, el kirchnerismo, el sciolismo, la Cámpora y sectores sindicales, están tratando de buscar una lista de unidad, pero ya dijeron que no les preocupa ir a una PASO.
Todo este último sector esperará a saber qué rol jugará la ex presidenta, la dirigente que más mide en territorio bonaerense, de allí los ataques feroces de los medios hegemónicos y el partido judicial contra su persona y la de sus hijos. Los ataques también caen sobre Daniel Scioli y su gente, por ser otro de los dirigentes que mejor mide en la provincia.
En el caso que Cristina sea candidata es casi imposible que haya PASO. Ningún dirigente querrá perder 9 a 1 la interna porque quedaría afuera para siempre de la política activa, de allí que Randazzo no confirma su participación.
En caso que la ex mandataria no participe, dentro de ese sector hay muchos dirigentes que pueden encabezar las listas: Daniel Scioli, los intendentes Verónica Magario y Martín Insaurralde, ambos con muchas posibilidades de pelear la gobernación para el 2019. Por supuesto, también algún dirigente k podría estar la lista, hasta se habla de Máximo Kirchner, aunque al dirigente de La Cámpora le quedan todavía dos años de mandato, igual que a Magario e Insaurralde, aunque estos últimos saben que un triunfo les dará el espaldarazo para pelear la gobernación en 2019.