“¿Cómo se construye confianza si quieren vincular a mi vicepresidenta con un crimen?”. Así, sin vueltas, fue el planteo que lanzó Alberto Fernández a los legisladores de Juntos por el Cambio, en referencia al comunicado de ese espacio por el asesinato de Fabián Gutiérrez, ex secretario de Cristina Kirchner.
Y aprovechando la oportunidad de que los tenía frente a frente, aunque más no sea de manera virtual, el presidente también les señaló que “hay mil formas de protestar”, pero que las marchas a las que adhiere el macrismo hacen subir los casos de coronavirus. “No hace falta exponer al pueblo”, les dijo.
Fue en el marco del diálogo con Fernández que venían reclamando con insistencia los dirigentes de JxC, y que, como niños caprichosos, estuvo a punto de naufragar a último momento, porque exigían exclusividad, y no compartir el encuentro por la plataforma Zoom con el resto de las bancadas minoritarias, como los interbloques Federal, Federal para el Desarrollo y FIT, con quienes también conversó.
“Voy a empezar por algo que ya dijeron. Valoro y creo en el diálogo, poder hablar y escuchar, y respetarse. Es un juego de ida y vuelta. Una condición central”, dijo el presidente en la devolución que hizo a los opositores. Pero pidió un diálogo serio y respeto.
“No se puede confiar si alguien muere y en un momento se convierte en una víctima de mi vicepresidente. Es difícil construir confianza desde allí. Una mañana me levanto y me atribuyen estas cosas. Respetémonos. En política no todo vale”, les dijo a los legisladores de Juntos por el Cambio en relación a la actitud de varios de sus dirigentes tras la muerte de Gutiérrez.
En los encuentros, acompañado por el titular de Diputados, Sergio Massa, y el jefe de la bancada del Frente de Todos, Máximo Kirchner, el presidente señaló que tiene un plan para la pospandemia que presentará en el Congreso. Y se habló, claro, de la cuarentena y la situación sanitaria, la ampliación presupuestaria para sostener las políticas de ingresos, la moratoria para todos los sectores afectados y le renegociación de la deuda soberana bajo legislación local (con el mismo tratamiento que con los bonistas extranjeros).
La mayoría de los bloques opositores coincidieron en destacar el diálogo político. Desde Juntos por el Cambio pidieron “bajar las tensiones sociales”, e insistieron en alcanzar “acuerdos básicos”, especialmente en “cuestiones económicas” para la pospandemia.
El presidente propuso ocuparse “del padecimiento de los argentinos” que “nadie sabe donde termina y cuando uno cree que termina empieza otra vez”. Y nuevamente marcó sus diferencias con la oposición: “Nosotros no podemos pasar por alto que le dicen a la gente, que la tenemos encerrada. El pico fue después del 20 de junio. El 9 de julio lo volví a ver. Y es un llamado a la reflexión”, consideró sobre lo que escucha en medios, redes y la convocatoria al banderazo en el Día de la Independencia.
También hizo mención a “los agoreros” que dijeron “íbamos a tener saqueos y desabastecimiento” cuando, resaltó, recibió el Gobierno con 9 millones de argentinos bajo la línea de pobreza.
Además agradeció el apoyo a la negociación de la deuda y pidió ayuda para lo que vendrá y para el plan que preparara para la post pandemia que enviará al Congreso de la Nación.
Y repitió, en línea con Máximo Kirchner, su pedido: “Responsabilidad es ser cuidadosos con las palabras”.
El temario incluía una evaluación de la cuarentena y de la situación sanitaria; el proyecto de ampliación presupuestaria para sostener las políticas de ingreso; la moratoria para todos los sectores afectados que ya está en tratamiento en Diputados; la deuda soberana bajo legislación local para la que se pide el mismo tratamiento que la Ley New York; y el diálogo para el acuerdo de reconstrucción post pandemia que fue, en definitiva, de lo que más se habló.