El sábado último Diego Luciani, el fiscal que llevó adelante la acusación contra Cristina Kirchner en la Causa Vialidad, sufrió un escrache en un restaurante de Mar del Plata. Ayer, durante todo el día, el propio Luciani se victimizó al haber presentado una versión alejada de la realidad, en la que aseguró haber sido atacado por una mujer, por lo que obviamente fue acompañado por los medios hegemónicos y las principales figuras de Juntos por el Cambio que de inmediato se solidarizaron con él.
Anoche, la mujer que por poco fue señalada como una violenta que agredió al fiscal, fue entrevistada por Pablo Duggan en C5N. Se trata de Clara Abelenda, abogada y mujer del politólogo Artemio López. Allí relató: “Yo quise hablar con él (Luciani) y cómo no me escuchaba, le dije: ‘pero, ¿usted no tiene miedo que la historia lo juzgue?”.
El periodista le preguntó si realmente le dijo eso y no lo insultó, a lo que Abelanda respondió: “Pero por mis nietos que no lo insulté. Por mis nietos. ‘La historia lo va a juzgar’, le dije. Entonces el tipo se da vuelta con una cara de asesino y se me viene encima”.
Con un gesto con su mano indicando la corta distancia a la que Luciani se le habría acercado, la esposa de López continuó contando: “Se me puso acá diciéndome ‘a vos también te vamos a juzgar’, y repetía como loco y cada vez era más fuerte”.
Acto seguido, explicó que Luciani “pegaba tales gritos” que ella sintió que “una mujer que estaba atrás le dijo ‘loco, ¿qué te pasa?'”. “Después resulta que esta señora, que era una chica joven, pensó que era un amante despechado. Como no lo conocía a Luciani me preguntó si era mi amante, entonces yo en broma le dije: ‘sí, lo cambié por este gordito lindo que tengo al lado’ que es Artemio López”, sumó.
La abogada comentó que Luciani estaba “nervioso, sacado totalmente”. Y agregó: “Estaba tan loco que viene uno de los amigos con los que estaba comiendo y me agarra del brazo y me empuja, y como que levanta la mano e hizo un gesto que un hombre de la mesa de al lado le dijo: ‘Con una mujer no te metas’. Ahí terminó. Ahí entraron los guardias”, concluyó Abelenda.