En silencio y con WhatsApp como única arma, se organiza una gigantesca movilización por los 75 años del 17 de octubre

Los votantes y la militancia del Frente de Todos empezaron en los últimos días conversaciones por WhatsApp para salir a dar batalla, más allá de la dirigencia, a lo que consideran una “derecha golpista” decidida a derrocar al gobierno de Alberto Fernández. La consigna es mantenerse por ahora en las casas, cumpliendo con el aislamiento social diseñado por el gobierno nacional, pero decididos a comenzar con la mística de organizar una gigantesca movilización popular, sin precedentes para el 17 de octubre, apoyar el gobierno de Alberto y Cristina y  en conmemoración de los 75 años de aquella gesta que cambió la historia de la Argentina.

“Lo que no puede comprender el poder económico junto al periodismo guerra y los jueces de Lawfare qué por más que junten 15 mil personas no van a poder derrocar al gobierno”, dice un joven dirigente bonaerense que no deja ni un minuto su celular para compartir ideas con compañeros sobre como frenar a la derecha. Otro militante, más orgánico, recuerda que durante los 12 años de Néstor y Cristina, los jóvenes se empoderaron de sus derechos y de las ideas de un país más justo y soberano”.

El peronismo tiene memoria histórica y sabe cuándo hay que salir a las calles

La militancia del Frente de Todos, compuesto por el peronismo, el kirchnerismo, La Cámpora, los movimientos sociales, los sindicatos e incluso el massismo tomaron nota que la grieta está por que son proyectos antagónicos, más allá de las palabras del presidente para lograr la unidad de todos los argentinos. “La grieta está porque son dos proyectos de país diferentes, no hay división en Juntos por el Cambio y como ejemplo es que no hubo una sola crítica al programa económico durante el mandato de Macri de parte de los Monzó, Rodríguez Larreta o Vidal”, dice el analista Artemio López.

Hoy por hoy, el 80 por ciento de los votantes del Frente de Todos consideran que no hay ninguna posibilidad de acuerdo con la oposición que solo busca desgastar al gobierno e intentar derrocarlo, como sucedió en muchos países de la América Latina, pero “acá existió el peronismo”, dice un intendente del gran Buenos Aires.

El peronismo tiene memoria histórica y sabe cuándo hay que salir a las calles. Los momentos y las circunstancias son diferentes pero está unido en un hilo conductor que la derecha nunca comprenderá.

El 17 de octubre de 1945, los trabajadores en un boca a boca, en cada fábrica o establecimiento empezaron a correr la voz que había que marchar hacia Plaza de Mayo. En poco tiempo, trabajadores de la carne de Berisso, obreros de Avellaneda o Lanús comenzaron su larga marcha para cruzar el Riachuelo. A ellos se le sumaron los de la usinas de Puerto Nuevo, de los talleres de Chacarita y las hilanderías de San Martín. En horas de la tarde un mundo “desconocido” para las clases porteñas, el “subsuelo de la patria sublevada” como diría Scalabrini Ortiz, copó la Plaza de Mayo pidiendo por la libertad de Perón.

Cristina: “Lo más grande que le he dado al pueblo argentino es el empoderamiento popular”

Esos mismos trabajadores que durante 10 años conocieron los derechos laborales, el aguinaldo, las vacaciones pagas y la posibilidad de tener una vida digna, fueron la resistencia luego de 1955. Durante 17 años, los trabajadores, pese a los fusilamientos, los encarcelamientos masivos y las proscripciones “bancaron” a Perón, hasta que en 1973 pudieron volverlo a votar.

Luego vino el golpe militar de 1976 y esta vez el establishment económico y los militares decidieron que “no alcanzaba” con prohibir al peronismo y desaparecieron a más de 30.000 argentinos, toda una generación, la mayoría peronista.  Y casi lo logran, el peronismo perdió las elecciones en 1983 y posteriormente Carlos Menem estuvo a punto de convertir al peronismo es un partido de la derecha republicana, pero llegó Néstor Kirchner primero y luego Cristina y salvaron las banderas del peronismo.

Luego de 12 años de gobierno, con una campaña feroz de los medios de comunicación y el establishment económico se perdieron las elecciones por solo dos puntos. Pero la semilla ya estaba sembrada. Como dijo Cristina Kirchner en su último discurso en plaza de Mayo: “Lo más grande que le he dado al pueblo argentino es el empoderamiento popular, ciudadano, de las libertades y de los derechos”. Y fue así: los argentinos soportaron los cuatro nefastos años del macrismo y volvieron a votar masivamente al Frente de Todos en 2019.

Hoy, en plena pandemia, si poder ir al trabajo, sin poder reunirse en una Unidad Básica, en el club o en la plaza de barrio, el WhatsApp y la charla de compañeros circula sin parar. Se equivoca una vez más la derecha  y el establishment sí creen que ganaron la calle y que van a arrear a un gobierno que ha puesto todas las energías en superar la pandemia que mata en todo el mundo.

Y más allá de un discurso conciliador del presidente, la militancia y la gente de a pie  están decididos a salir a la calle. Ya pusieron fecha: el 17 de octubre. 

La derecha no comprende que el pueblo es una gran memoria colectiva que recuerda todo lo que parece muerto en el olvido. Y más allá que las charlas comenzaron por WhatsApp y pronto pasaran a la redes, sigue siendo el subsuelo de la Patria sublevada que, como en aquel 1945, saldrá a las calles.